Capítulo 21

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Las sillas estaban acolchadas. La tela rugosa y áspera de un marrón chocolate intenso cubría los asientos y combinaba con el pálido beige de las mesas. La luz tenue iluminaba la cafetería, pequeñas bombillas colgando encima de cada mesa, dándole un aspecto rústico y hogareño. Los dos vasos altos llenos de café americano tenían hielos flotando.

En una de las sillas no había nadie sentado, solo varias bolsas llenas de ropa sin estrenar y algunos accesorios. Lo cerca que estaba el invierno obligaba a comprar guantes y gorros a prueba de frío. No obstante, en otra silla se encontraba Hyunjin revisando su teléfono. Estaba agotado. 

Había madrugado para ir hasta el centro con Jeongin y pasar el día haciendo renovación de armario. Aunque tenía confianza en su estilo personal, cada clase de Historia de la Moda a la que iba le abría más los ojos a nuevos horizontes que quería probar. Y, pese a que le habría encantado llenar su armario de Balenciaga, Prada y Gucci, su economía no estaba tan de acuerdo. Aun así, habían hecho algunas fotos que no dudó en publicar. Sus labios se curvaban al leer los comentarios.

—Luego te quejas de que estoy todo el rato con el teléfono, pero mírate, primer comentario

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—Luego te quejas de que estoy todo el rato con el teléfono, pero mírate, primer comentario.

Le enseñó el post.

—Qué menos si te he dicho veinte veces que subas la otra también y no me haces caso.

Ambos rieron. Su amistad era un vínculo férreo difícil de resquebrajar. Ya habían pasado muchos días desde que se firmó una tregua que ya no se volvería a romper. Seungmin había recuperado el papel que siempre tuvo en aquel grupo -el amigo sarcástico y mordaz- y dejó de ser un objetivo amoroso común que crease disputas. En su lugar, comenzó una nueva etapa que ni ellos mismos sabían que existía. 

Hyunjin, suerte la suya, había conseguido admitir que sus sentimientos tenían otro destino. Ni tan siquiera había hecho falta una fase de negación o negociación. La noche que Felix le insinuó que podría sentir algo por Jeongin, lo admitió de una. Ignorar las ganas inmensas de besarlo todas las veces que le miraba a los ojos cuando discutían había sido un infierno. Felix tenía razón. Le provocaba para tenerle cerca, para que le mirase, para que le tocase aunque fuera para pegarle.

—Entonces, ¿ahora qué? —preguntó Hyunjin.

Para eso precisamente habían venido. Hyunjin quería abrir el cajón y tomar una decisión. Estaba asustado. Dio un trago al café mientras pensaba en los últimos días. Jeongin curándole la herida era una imagen que no podía sacarse de la cabeza ni durmiendo. Soñaba con sus manos y sus ojos llorosos preocupados por él.

—No sé a qué te refieres.

Sí lo sabía. Hyunjin podía verlo en sus gestos. No quería hacerse ilusiones, prefería vivir en los sueños en los que aparecía, pero era momento de enfrentar la realidad. Cuando se vio a sí mismo protegiéndolo de aquel borracho supo que había sido tan evidente que Jeongin tenía que saberlo. Le gustaba, ambos lo sabían. Lo único que faltaba por descubrir era si se trataba de un sentimiento mutuo o, por el contrario, Hyunjin sufriría tres rechazos en un mismo semestre.

My pace - MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora