Capítulo 7

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Como si hubiera salido al aire fresco en mitad de un entrenamiento, el vello se le erizó en cuanto cruzó la puerta; el frío le calaba los huesos. Y, a la vez que un nudo intangible le oprimía el estómago al pasar a su lado, su corazón se saltaba un latido al escuchar cómo respondía a Felix. Tenía esperanzas de acostumbrarse. 

Minho por su parte, acortó distancias con Hyunjin.

—No recordaba la hora a la que nos dijiste que salías pero por suerte me guardé la ubicación.

Le agarró de la mano sin cautela y tiró de él.

—Vamos, vamos.

El bailarín estaba sorprendido, confuso se podría decir. ¿Por qué Hyunjin estaba allí a esas horas? El chico, que superaba a todos en varios centímetros de altura, parecía encabezar la marcha ataviado con una indumentaria con un estilo del que pocos podían presumir. 

Ninguno de los presentes parecía inmune a su apariencia pese a que no era nada del otro mundo. Solo unos pantalones denim y una camiseta lisa. ¿Qué era lo que hacía que todos se giraran a mirar? La gracilidad de su cuerpo al andar le dotaban de un aura única que no dejaba a nadie indiferente. Incluso Minho se vio absorto en sus pensamientos mientras su cabello largo y oscuro ondeaba al ritmo de sus zancadas. Le observó de pies a cabeza y parpadeó perplejo.

—¿Ahora?

Enarcó una ceja y frunció el ceño mientras se señalaba a sí mismo creyendo que era más que evidente que la bolsa llena de ropa sudada no era tan buen complemento como el bolso que llevaba su amigo.

—Claro, los demás nos esperan para cenar, mueve el culo.

No iba a negar que esa no se la esperaba. Había pasado algún tiempo comiendo con ellos y compartiendo pequeños detalles sin importancia de su vida, pero en ningún caso imaginaba que la espontaneidad de Hyunjin derivaría en eso. 

Apretó la mano de Minho sin dudarlo para evitar cualquier tipo de excusa y siguió tirando de él hacia el paso de peatones. 

El futuro diseñador estaba decidido a pasar una noche con sus amigos, llevaba mucho tiempo sin darse un capricho, aunque tuvo que frenar en cuanto se percató de lo que había delante de sus ojos. No pasó ni un segundo antes de emanar un jadeo ahogado de los gruesos labios de Hyunjin. 

Algunas personas que estaban absortas a su alrededor salieron de su embrujo y, lejos de avergonzarse, les ignoró.

—No te creo —susurró dándole tirones mientras aún seguían agarrados.

Un muchacho de rostro aniñado y adornado con diminutas manchas había estado esperando apartado de la muchedumbre. Sabía los horarios de su mejor amigo y conocía a la perfección sus manías y costumbres. Si quería poder hablar con él, el mejor momento era ese: cuando el mundo entraba en calma, todas las obligaciones ya estaban terminadas y solo quedaba la paz de una buena cena. 

Sin embargo, la oportunidad que Felix pensaba que había planeado a la perfección, se vio opacada al poco de acercarse. Llamó a Jisung en cuanto le vio salir por la puerta. Un abrazo, un saludo cordial y, para rematar, el grito ahogado de un desconocido a su espalda. Felix, con repentino miedo, dio un respingo por la impresión. La mirada de su amigo estaba enfocada más allá de su espalda y no pudo fijarse en el pánico que se dibujaba en su rostro.

Por un instante, kilómetros de metraje de terror se proyectaron en su mente como si hubiera hecho un recopilatorio de todos los clásicos clichés que conocía. Había planeado al menos una docena de escenarios diferentes en los que iba a morir cuando un susurro en su espalda rompió sus pensamientos.

—Disculpa...

Hyunjin arrastró a Minho a su lado y se detuvo junto al muchacho de cabellos rubios peinados hacia atrás.

My pace - MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora