Capítulo 42

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El sol estaba dando justo en mis ojos, ya que MinHo no había cerrado las cortinas la noche anterior. Me sentía tan enojado con él, especialmente porque estaba teniendo un sueño tan horrible. Me di la vuelta para buscarlo y descubrí que su lado de la cama estaba vacío. Miré el reloj y eran las 9 de la mañana. Me sorprendió que ya se hubiera levantado después de haber dormido tan tarde, casi hasta las 5 de la mañana.

Me puse una camisa que había usado la noche anterior y un pantalón de pijama, y bajé a la cocina. Allí, pude oler un aroma delicioso que provenía de la cocina, y descubrí que la señora Heize estaba allí.

—He hecho waffles, omelette, tocino y frutas. ¿Está bien para usted o quiere algo más?

—Está más que bien, Sra Heize. Gracias. ¿Dónde está MinHo?

—En su oficina. Ahora les avisare para desayunar.

Caminé hacia la oficina de él y noté que la puerta estaba entreabierta. Lo encontré hablando por teléfono, sudando y parecía estar muy agitado. Decidí entrar y en cuanto me vio, su rostro se iluminó con una sonrisa. Rápidamente, cortó la llamada y me atrajo hacia él, sentándome en su regazo.

—Me gusta como te ves cuando utilizas mi ropa.

—Lo sé. ¿Por que tan agitado? — me dio un beso y luego le seque su sudor.

—Estaba haciendo ejercicio, cariño. ¿Desayunamos? Le pedí a Heize que hiciera waffles con nutella para ti.

—Hizo todo un menú. Vamos a comer, muero de hambre.

Nos sentamos a disfrutar de la deliciosa comida que la señora Heize había preparado para nosotros. Noté que MinHo estaba comiendo muy despacio y me miraba fijamente mientras yo comía. Me pregunté qué estaba pasando.

Comencé a reír y él solo me miraba con seriedad. Mi hermana es capaz de eso y mucho más. No solo se preocupa por mi salud porque es doctora, sino que sabe muy bien lo que sucede cuando no como adecuadamente.

Después del abundante desayuno que compartimos, y sí, comimos bastante, él insistió en que nos ducháramos juntos porque quería que saliéramos. Eso no es habitual en él, pero me entregó un bolso y luego se dirigió a su amplio armario para vestirse.

—¿Iremos a la playa? — pregunté, inspeccionando el contenido del bolso.

—Sí, cariño, prepárate.

Me puse una bermuda de color azul que tenía peces en la estampa y una playera blanca. ¿Realmente él había comprado esto? Él salió del armario con un short gris, una camisa blanca y sus típicos lentes.

—Primero muerto antes de que salgas así, cámbiate.

No me había mirado bien cuando escuché su voz. Lo observé fijamente y tenía el ceño fruncido y los labios apretados en una línea fina. Parecía que estaba a punto de echar espuma por la boca.

—Tú lo compraste, Min. ¿Por qué te molestas?

—No esperaba que te quedara tan corto la bermuda.

Después de algunos besos, no tuvo más remedio que aceptarlo. Guardé todo lo que necesitaba y él se quedó sentado en la cama observándome.

Rahman estaba al volante, MinHo en su teléfono por cuestiones de trabajo y yo intentando entenderlo. Nunca logra desconectarse de ese mundo, sé que es el jefe y todo eso, pero no puede hacerlo ni por un día, y eso me frustra.

Llegamos a la playa, que no estaba tan llena como esperaba. MinHo bajó mi bolso y luego extendió su mano para ayudarme a salir del auto, pasando inmediatamente su mano por mi cintura.

—Ay, pero qué celoso — le di un beso y luego pasé mis brazos alrededor de su cuello.

—Esa gente está mirándote demasiado. Quieren lo que es mío.

Apretó mi trasero y luego me besó, sin vergüenza, incluso en público.

Comenzamos a caminar hacia las sillas, él prácticamente pegado a mí, y Rahman más atrás, actuando como los perros guardianes que son. Ambos parecían que estaban a punto de echar espuma por la boca.

—¡JiSung! — la voz chillona inmediatamente me dio una pista de quién era.

Giré y allí estaban mis tres amigos, con sus trajes de baño y felices de verme. Felix me saltó encima, haciendo que lo levantara y me llenara de besos de felicidad. A menudo me pregunto qué sería de mi vida sin mi mejor amigo aquí, sé que sería sumamente aburrida. Chan me abrazó y me alzó, haciendo que diera vueltas, luego Eric hizo lo mismo. No puedo imaginarme los celos de MinHo. Cuando lo miré, tenía el ceño fruncido y los brazos cruzados. Me acerqué a él y le di un beso.

—¿Vinieron ustedes tres o quién los invitó?

—Tu encantador novio nos escribió ayer cuando llegaste a Miami, invitándonos a esto. ¡Dime si no es romántico! — habló Felix.

—Sí, lo es—me acerqué a él y lo abracé—. Gracias, Min, sabes cómo hacerme feliz.

MinHo pidió algunas cervezas y algo de comer, tan autoritario como siempre. Me quité la playera y me recosté en la silla para broncearme, algo que parece no le gustó. Inmediatamente puso mala cara. Pero cuando lo persuadí para que se recostara conmigo, su expresión cambió completamente. Enredó sus piernas con las mías y empezó a darme besos en el cuello, nada obsceno.

—Debemos ponernos al día, JiSung. ¿Qué sucedió en Malasia después de la fiesta? ¿Por qué estabas en Londres? ¡Lo quiero saber todo! No omitas ningún detalle.

Se puede decir que Felix es una especie de noticiero, nunca se pierde nada y siempre está al día con los chismes.

Les conté todo a los tres, desde la pelea con mis padres hasta lo de mis hermanos que ni siquiera conocía. Felix no podía creerlo ya que adora a mis padres, los considera como los suyos. Aunque sus padres siempre estuvieron más preocupados por la fortuna y la fama, los míos siempre se interesaron por sus hijos. Sin hablar de los gemelos.

Cerca de las 5 de la tarde, el sol ya se estaba ocultando, así que decidimos ir a casa de MinHo para continuar charlando y tomar algo. Necesito ir a mi casa mañana, ni siquiera la he visto, ni tampoco mi camioneta; seguro que la tiene Felix. A pesar de tener autos costosos, eligió mi Jeep, realmente es único.

Prácticamente me veía como el anfitrión en la casa de MinHo. Es un poco incómodo, pero a él no parece importarle. Somos novios, no esposos. Desde siempre me ha dejado hacer esto. Serví vino a todos y luego me senté con ellos en la enorme sala de estar. Su casa es demasiado grande para solo tres personas: él, Rahman y la Sra. Heize. Está decorada en sus colores favoritos, todo en blanco, negro y gris.

Felix me llamó y nos sentamos un poco alejados del resto.

—Ay Sunggie, nunca pensé que MinHo podría estar tan enamorado de ti — me abrazó y me dio un beso en la mejilla—. Me encanta verte feliz, te lo mereces y lo sabes.

—¿Y por qué no me lo dice?—hablé muy bajo para que MinHo no lograra oírme—. Es frustrante que todos vean que está enamorado de mí, pero él no dice nada.

—Quizás aún no está listo, JiSung. Pero mira todo lo que hace, viajó a Malasia por ti, básicamente ha dejado claro que esta casa es tuya. ¿Qué más actos de amor necesitas?

—Solo quiero que admita que me ama. Con eso, es más que suficiente, Lix.

MinHo nos observaba atentamente, tratando de descifrar de qué hablábamos. Al notar que lo estaba mirando, dejó de hacerlo e inició una conversación con Eric y Chan.

En la madrugada todos se fueron, MinHo estaba demasiado cansado para bañarse. Así que me tocó a mí cambiarlo y ponerle su pijama. Me acosté a su lado y de inmediato me atrajo a él, pegándome a su cuerpo. Le acaricié el cabello mientras se dormía. Es un placer ver esto todas las noches y todas las mañanas.

—Te amo, Min — susurré, dejando un beso en su cabeza.

Ya estaba profundamente dormido, se movió un poco y apretó más su agarre sobre mí. Espero que lo haya escuchado. Tal vez así pronto diría lo que siente por mí. No lo menciona, pero puedo verlo en sus ojos.

Lo que siente por mí va más allá de una simple atracción.

❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora