Capítulo 36

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Los rayos del sol daban justo en mi cara, y no me quedaba de otra que levantarme. Al intentarlo, un brazo fuerte y pesado descansaba en mi cintura. Volteé y vi a MinHo todo despeinado y con los labios entreabiertos. Se veía tan lindo así. Ojalá estuviera siempre de esta manera y no peleando tanto. Me acerqué despacio y le di un beso. No pasó ni un minuto cuando abrió los ojos.

—¿Qué fue eso, ah? ¿Mis buenos días? — preguntó mientras me sonreía.

—Se puede decir que sí.

En un ágil movimiento, ya estaba encima de él, y me sentía incómodo. Su pene estaba justo debajo de mí. Sé que seguramente lo notó por mi cara.

—Esa no es la cara que ponías anoche.

—¡Lee MinHo! — comenzó a reírse descontroladamente.

—Nunca nadie que no fueran mis padres o MinJi cuando quiere algo me ha llamado por mi nombre y apellido.

—Me gusta tu nombre.

—Y a mí me gustas tú.

Me estampó un beso y se quedó viendo qué cara pondría. Admito que eso me agarró fuera de base, pero me hizo sentir extremadamente bien. Se levantó y se colocó sus boxers, e hizo una llamada a recepción para que nos enviaran el desayuno.

—Quiero que hoy hagamos algo.

—¿Quieres terminar de conocer Malasia?

—No, cariño. Quiero que vayamos a donde viven tus hermanos. Vamos a buscarlos.

Una vez más, me agarró fuera de base. No lo dijo en broma, estaba totalmente serio. Muy serio. Yo no podía hacer esto.

—MinHo, no puedo involucrarte en algo así. Si papá se entera que tú estuviste en esto conmigo, todo terminará de malas. Y no quiero que termine su negocio.

—No me importa tanto un negocio como me importas tú.

Por su expresión, sé que lo decía en serio. El saber que quería ayudarme en algo tan importante para mí demostraba que me quería, aunque no me lo dijera.

—No podemos irnos así como así. Y menos sin mi hermana. Vayamos a mi casa, tengo que preparar una maleta y luego hablar con ella. ¿Cómo harás tú con tu familia y la empresa? No puedes ausentarte tantos días.

—Papá entenderá, por unos días que el este a cargo no sucederá nada. Confía en mi, todo nos saldrá bien. Déjame ayudarte.

La dulzura con la que decía todo hacía que mi corazón latiera como si no hubiera límite alguno. Él sí que sabía cómo enamorarme.

Luego de desayunar, ambos nos vestimos y nos fuimos a mi casa. Sé que su expresión no era lo que esperaba, y no sé qué diría. No sé qué pensaba ahora.

—Siéndote sincero, yo pensé que mi familia se daba lujos, me equivoque al ver a la tuya. ¿Está es la casa?

—Sí. Bienvenido a mi hogar desde hace muchísimos años, aquí crecí.

—Es muy grande. ¿Y nada más vivían 4 personas? — parecía un niño al ver un helado.

—Sí, ahora solo dos. Bueno, no lo sé. No sé si seguiré viviendo aquí—confesé—. No he decidido aún.

—Se nota que tú papá se ha esforzado mucho en su trabajo, JiSung. Nada más con ver la casa, se nota que es un gran hombre y lucha por lo que quiere.

Tal vez tenía razón. Papá siempre se había esforzado en su trabajo desde muy joven. Nunca tuvo el dinero que tiene ahora, y sé que disfruta de sus lujos. Aunque solo deseo que esos lujos no afecten tanto a la familia.

❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora