Capítulo 49

438 56 15
                                    

Los días pasaban y sentía que cada vez me sentía más solo. MinHo se fue a Estados Unidos a los pocos días, también tenía compromisos allá. Mis amigos me llamaban casi a diario, llorando por mí. Sentía un deseo enorme de volverme, pero era imposible.

Desde que papá se fue, no sabíamos de él. No nos llamaba ni enviaba mensajes, y la única calma era mamá diciéndonos que estaba bien y que ese era su trabajo. Intentaba mentalizarme todos los días con eso para no perder los ánimos “más de lo normal” y volverme loco.

Mi cargo en la empresa llegó de sorpresa, pero fue bien recibida por todos, o al menos eso creía por ser hijo del dueño. No fue fácil levantarme el primer día y saber que tenía que dirigir una gran empresa. Mamá me ayudaba porque tenía experiencia y a veces MinHo me explicaba. Sin ellos, sé que esto se hubiera ido a la quiebra porque no sabía hacer exactamente nada. Al menos ya aprendí.

La Navidad se acercaba cada día más, aunque con la tristeza de que no sabíamos dónde estaba papá. Faltaban solo dos semanas para Nochebuena y aún no sabía qué iba a pasar ese día. Sin mi padre aquí, sin saber si MinHo vendría porque él también tiene familia, y con un loco detrás de mí. Siento que este año me ha hecho la vida difícil. Aunque conocí al hombre más especial de mi vida.

La asistente de papá, que ahora es la mía pero aún no me acostumbro, entró a la oficina un poco acalorada. Era extraño, no la trataba mucho, solo lo laboral.

—¡Hay un hombre guapísimo buscándote! — susurró.

—¿Hombre guapísimo? ¿Quién es?

Mi corazón se aceleró nada más al pensar que podría ser MinHo. Después de casi un mes, ¿había venido a Malasia?

—Ya le digo que entre, Joven — dijo apurada.

Salió corriendo y, a los pocos minutos, escuché la puerta. Mi corazón se calmó un poco, pero seguía emocionado. ¡Chan había venido! Y sí que estaba guapo, como siempre. Obvio, es mi amigo.

—¡Peteer! — gritó y corrió a abrazarme.

—Sabes que odio que me llames Peter.

—No me importa, siempre te llamaré así. ¿Como estás, Sung? — me dio un sonoro beso en la mejilla y se sentó al frente de mí.

—Jodido pero feliz, supongo. ¿Y tú? ¿Qué haces aquí?

—Vine a verte, tonto. Te extrañamos un montón allá. Felix está que se pega contra las paredes y Eric lo consuela, un desastre.

Si Felix supiera que también le extraño, que aquí no tengo un amigo como él y que quiero salir a bailar en alguna discoteca, seguro ya estaría aquí. Tomaría el primer avión.

—¿Te gusta la vida de empresario?

—Normal, pero es lo que me toca — la tristeza se escuchaba en mi voz.

—¿Y MinHo?

—Lo extraño muchísimo, hablamos todos los días, pero no es lo mismo.

Sé que Chan me entendía. Y sé que sabía ambas partes. La mayoría de su día estaba con MinHo, y yo quería estar en su lugar. Tomé una foto y se la envié a Felix. Sé que nos mataría si supiera lo que estaba pasando.

«¡Hijo de puta ese! ¿Por qué no me aviso? Quiero ir a verte. Te extraño, ardillita.

»Yo también te extraño. Pronto nos veremos, sea aquí o en Miami.

Los siguientes mensajes de Felix fueron una serie de vulgaridades hacia Chan. Ninguno de los dos podía creer que ese chico mimado, criado por gente de muchos millones, tuviera ese vocabulario.

❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora