Capítulo 43

651 90 5
                                    

Lee MinHo

El sonido de cristales rompiéndose me despertó de mi sueño. JiSung estaba durmiendo tranquilamente a mi lado. Me puse rápidamente mi ropa y bajé las escaleras, encendiendo las luces a medida que avanzaba. El jarrón de la mesa estaba roto, los cuadros habían caído y el mueble estaba ligeramente dañado. Escuché un ruido detrás de mí y vi a JiSung, medio adormilado, con su pijama puesto. Al ver el desorden en la sala, se asustó.

—¿Min, qué sucede? — se aferró a mí como lo haría un niño pequeño.

—No lo sé, cariño. Sube a la habitación y enciérrate.

—¿Estás loco? No te dejaré aquí.

Me tomó de la mano y bajamos juntos. Las lámparas estaban rotas y el televisor también. ¿En qué momento hicieron esto sin que los escuche? Sentí miedo, porque si esto era obra de Krystal o HyunJin, estaba poniendo a JiSung en peligro. Agarré el teléfono de la casa y llamé a Rahman para alertarlo de la situación. La parte de su habitación estaba alejada de la sala y de la nuestra, así que probablemente no había escuchado nada.

—¡Si es que el hijo de puta ya duerme aquí!—Krystal salió de mi oficina, toda demacrada, delgada, con el cabello desaliñado y el maquillaje corrido—. Pensé que no irías tan rápido con éste.

—¿Qué carajos haces aquí? — solté sin que me quedara nada por dentro, solo sentía odio por ella.

—Ya pueden entrar, muchachos — habló a través del teléfono y entraron tres hombres—. Amarren a MinHo, de ese tipejo me encargo yo.

Los tres hombres, altos y extremadamente fuertes, me agarraron con fuerza y por más que forcejeé, no logré liberarme. Eran mucho más fuertes que yo y tenían el doble de músculos. JiSung parecía indefenso, aunque no mostraba tanto miedo en su rostro, pero no sabía qué harían con él. El miedo me invadió por completo.

Krystal se acercó a él y le dio una cachetada que por un momento pensé que le desfiguraría el rostro. Sin embargo, cuando intentó darle el segundo golpe, JiSung no se dejó y contraatacó.

—Me tomaste desprevenido, pero eso no significa que no sepa defenderme. No porque seas mujer significa que deba dejarme, esto será una pelea en igualdad de condiciones.

En un abrir y cerrar de ojos, Krystal intentaba atacarlo, pero él no se dejaba. Me di cuenta de que estaba bien entrenado. Esta no era la típica pelea con jaloneos de cabello y gritos, era algo mucho más serio.

Jamás pensé ver esta faceta de JiSung. Cuando Krystal intentó dar otro golpe, él la tomó del brazo y la hizo caer sobre la mesa de vidrio. Ella no se levantó ni abrió los ojos. Mierda. ¿Se murió?

—¿Quieren terminar como ella? — les pregunté a los tres hombres que me estaban viendo.

Ellos sacaron sus armas y en ese momento, JiSung parecía indefenso. Al intentar levantarme, Rahman apareció apuntándolos. Sin embargo, logró desarmar a uno de los hombres, lo que los obligó a soltar sus armas.

JiSung comenzó a hablar en malayo y los hombres respondieron en el mismo idioma. Me di cuenta de que no solo Krystal estaba involucrada en esto. Había más personas implicadas y no quería ni siquiera pensar en lo peor. Además, la nacionalidad de los hombres me preocupaba aún más.

—ChangBin ha enviado a sus hombres — agarró uno de los revolver y los cargó. ¿Piensa matarlos?—. Con un susto, dirán quién fue la mente maestra en esto.

Apuntó a uno de sus hombres y fue así como logró sacarles información. Rahman se encargó de amarrarlos y a Krystal también, mientras llegaba la policía. El miedo me tenía dominado. Cuando logré sentarme junto a él, noté que parte de su cara estaba sangrando, y tenía el pómulo lleno de hematomas. Aunque había ganado la pelea contra Krystal, había salido un poco golpeado.

—¡Rahman, por favor, ven! — grité y enseguida mi mano derecha apareció—. Necesito que le cures esto a JiSung mientras hago unas llamadas.

—Estoy bien, MinHo. Es solo un rasguño.

—Ya hablé, JiSung. Quédate con él, tengo trabajo que hacer.

Han JiSung

MinHo desapareció entre el desorden de la casa y no tenía idea de a dónde se había dirigido. Rahman me cargó y me llevó a la cocina, donde buscó el botiquín y comenzó a curar la herida que tenía en la cabeza. Era una herida seria y sangraba bastante.

—No te frustres, MinHo siempre es así. Cuando siente que no tiene el control de la situación. Por cierto, Joven, ¿cómo hizo usted para defenderse?

—Años entrenando artes marciales y también defensa personal. Mi padre siempre quiso que mi hermana y yo nos dedicáramos a aprender eso.

—¿Sabes disparar un arma? — preguntó con mucho interés.

—Sí, también sé pelear con espadas y manejar arco y flecha.

—Su padre estaba realmente preocupado por su seguridad, Joven.

El tono en que dijo eso no me gustó para nada. Sé que mi padre pudo haber sido un poco excesivo, pero en realidad no había nada malo en que nos enseñara a defendernos sin tener que depender de un policía. Mi hermana tenía la ventaja de que su pareja es militar, pero yo no tenía esa opción.

Rahman desapareció por unos minutos y luego vi entrar a varios policías que estaban sacando a los hombres. Finalmente, se llevaron a Krystal, quien se rehusaba a irse y pedía a gritos hablar con MinHo. En ese momento, la señora Heize apareció y, al verme, se asustó bastante. No había tenido la oportunidad de verme en un espejo y mi apariencia no debía ser la mejor. Ella me preparó un té y se sentó junto a mí mientras los policías terminaban de investigar la escena y MinHo aparecía.

Después de terminar mi té, me levanté y subí a la habitación para darme un baño. Sentía el cuerpo pesado y me dolía la cabeza y la cara. Todo esto me dejó agotado. Nunca esperé llegar a esta situación y mucho menos esperé que ChangBin colaborara con esto. ¿De dónde él y Krystal sacaron contacto? He pensado en muchas cosas y siento que me dará algo si sigo pensando así.

—¡JiSung! ¿Dónde estás? — escuchaba los gritos de MinHo que venían desde el pasillo.

—En la habitación.

Terminé de secar mi cabello y me senté en la cama. MinHo entró todo desesperado y al verme, se calmó un poco y enseguida me besó. ¿Qué había pasado para que se pusiera así? Sus ojos estaban extremadamente abiertos, como si algo hubiera sucedido.

—¿Qué pasó, Min? — lo obligué a sentarse junto a mí.

—Al salir y ver que no estabas, entré en pánico. Pensé que te habías ido o ellos te habían llevado, luego los vi en las patrullas y volví a entrar en pánico una vez más.

En sus ojos se podía ver claramente el miedo. Me senté encima de él y lo abracé lo más que pude. MinHo escondió su rostro en mi cuello y su respiración estaba agitada. Después de unos minutos así, me cargó en brazo y me acostó en la cama.

—Iré a despedir a los policías y luego vendré a acostarme contigo. Descansa, no te ves nada bien.

Me dio un beso y luego salió de la habitación. Miré el reloj que estaba junto a la cama y eran las 5 de la mañana. Tenía razón, no me veía nada bien y tampoco me sentía bien. Me cubrí completamente con las sábanas y me acomodé más junto a MinHo. Su perfume me hacía sentir seguro y feliz, por lo que no tuve problemas para conciliar el sueño.

❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora