Han JiSung
Mi día en la oficina había sido terrible, asqueroso, patético. Parecía que no podía tener más trabajo, porque así lo había decidido el destino. Afortunadamente, era hora de almorzar. Los viajes de mi jefe no eran nada fáciles, y además tenía otros trabajos pendientes. Me sentía como si no pudiera salir de mi escritorio. En ese momento, sonó mi teléfono y lo contesté, esperando que fuera mi mejor amigo con un chisme que me entretuviera por un buen rato, para no tener que trabajar más.
—JiSung, soy mamá. ¿Cómo estás, hijo?—dijo ella al teléfono.
—Bien, mamá. Exhausto. ¿Y tú? ¿Y papá?—pregunté.
—Tu papá, gruñón. Lo sabes. Y yo, tranquila, hijo. Te extrañamos muchísimo.
—Y yo a ustedes—susurré. Mi voz se cortó. Sí, que los extraño—. Pronto iré, mamá. Lo prometo.
—Sé que decidiste independizarte, irte a estudiar y trabajar en otro país, alejarte de la vida que tenemos, pero eso no implicaba alejarte tanto de tu familia.
—Mamá, no me digas eso—sentí las lágrimas caer por mis mejillas.
—Joven Han, ¿está listo el...?—MinHo se acercó a mí rápidamente—. ¿Qué sucede?
—Mamá, te llamo después. Te amo—colgué el teléfono.
MinHo se acercó a mí con una expresión preocupada, lo cual me sorprendió, ya que es una persona gruñona en todos los sentidos de la palabra. Sin embargo, todavía tenía un nudo en la garganta por lo que mi madre me dijo.
—¿Ha pasado algo? ¿Qué te duele?—preguntó tomándome por los hombros.
—Asuntos familiares, señor Lee—respondí.
—¿Se ha muerto algún pariente? De ser así, tiene tres días libres para ir hasta Malasia.
—No, señor. Es solo que... —las lágrimas salieron una vez más. Odiaba demostrarme débil—. Nada importante.
—Si lo es, JiSung. Estás llorando. ¿Qué ha sucedido?
MinHo me sentó en mi silla y arrastró otra hacia mí. Parecía que realmente esperaba una explicación. ¿Qué iba a hacer? ¿Cómo podía contarle todo si no suelo abrirme a las personas, y menos sin tener confianza con ellas?
—Dejé Malasia a los 20 años para alejarme de la vida que llevaban mis padres y para emprender un nuevo camino, continuar mi carrera aquí, conocer otro país y vivir. Pero hace dos años que no los visito, y mi mamá me ha dicho que, aunque me alejé de su forma de vida, no debería alejarme de mi familia. Y tiene razón. Solo los llamo, no voy a verlos, no les envío regalos, nada. Mi sobrino ni siquiera se acuerda de mí... —expliqué mientras las lágrimas seguían cayendo.
—Joven Han, le daré un consejo. No se aleje de su familia—dijo MinHo con sabiduría—. Además, he tomado una decisión. Usted me acompañará como mi asistente a las reuniones en diferentes países, y después de eso, podrá tomarse un mes de vacaciones para estar con su familia.
Miré a MinHo con ilusión. ¡Eso es justo lo que quiero! No me emociona tanto conocer más países con él o con la empresa, sino poder tener un mes antes de mis vacaciones oficiales para ir a ver a mi familia. Me di cuenta de que en estos dos años me había sumergido tanto en el trabajo que me estaba alejando de ellos. ¡Estaba tan feliz! La sonrisa no se borraba de mi rostro.
—Joven Han, ¿está ocupado hoy en la noche?—preguntó antes de irse a su oficina.
—Sí, señor Lee. ¿Por qué? ¿Necesita algo?
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❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』
Romantizm❝Han JiSung, un joven Malayo que huye de su familia adinerada y llega a Miami, donde se convierte en el asistente de Lee JongSuk, el dueño de una transatlántica. Años después, JongSuk se retira y le deja la empresa a su hijo Lee MinHo, que se enamor...