Capítulo 14

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Me desperté por el inmenso calor que hacía. Al voltear, vi a MinHo durmiendo profundamente, básicamente amarrado a mí. Sus piernas estaban enrolladas a las mías y sus brazos me rodeaban. Después de la noche de ayer...

—¿Qué me estás haciendo, MinHo? — susurré mientras acariciaba su cabello.

No dijo nada, solo se quejó y apretó más su agarre hacia mí, como si quisiera que no me fuera. Ojalá fuera así todos los días. Cuando fui a darle un pequeño beso en los labios, se movió y me pegó más a él para que el beso no fuera simple. Qué juguetón amaneció.

—Estás pálido. ¿Tienes hambre? ¿Te sientes mal? — preguntó.

—Estoy bien, MinHo. No te preocupes.

—JiSung, estás como el día en que te desmayaste. Son las 10, vamos a desayunar, por favor. No quiero revivir ese día.

Su preocupación por mí hacía que mi corazón saltara y diera vueltas. Tal vez sea con MinHo con quien tenga que darme la oportunidad una vez más en el amor, ¿o no? ¿O es solo una relación de sexo? Sé que cuando él o yo no queramos más sexo, estaré patitas en la calle. No me afectará en lo monetario, pero me gusta trabajar, aunque sea como asistente. Sé que en cuanto obtenga el título de mi carrera en Mercadeo, podré trabajar precisamente en eso.

MinHo se levantó y se colocó sus bóxers, dejándome solo con la sábana. Luego salió de la habitación, lanzándome una de sus sonrisas que te hacen enloquecer. Agarré la camisa que usó la noche anterior y mis boxers negros.

Al salir, me sorprendí con lo enorme y lujosa que era su casa. ¿No era demasiado grande para que él viviera solo? Me pregunté si había estado casado o si tenía hijos.

Había tenido sexo con mi jefe, del cual no sabía nada. Solo lo había besado y conocía a sus padres, hermanos y abuelos. ¿Eso era suficiente para tener sexo con alguien?

Bajé a la cocina y joder, este era el paraíso de cualquier cocinero.

—¿Qué haces? — pregunté al verlo revolviendo toda la cocina.

—Sé que Heize deja los sándwiches por algún lugar. ¿Dónde? No lo sé.

—No me digas que Heize es tu esposa o tu novia — dije con miedo.

—¿Qué?—me vio fijamente y comenzó a reírse—. No, Sung, claro que no. Heize o la señora Jang, a veces la llamo por ambos nombres, es la ama de llaves. Ella cocina, limpia y hace todo eso. Yo no sé nada de eso en absoluto.

—Qué alivio—solté un suspiro.

MinHo se acercó a mí, solo en bóxers, mostrando su cuerpo trabajado y me agarró por la cintura, pegándome a él. Me dio un beso que me robó el alma, sin pensamiento alguno. Mi corazón latía fuertemente.

—No tengo esposo ni novio, estoy soltero desde hace dos años. Es una historia que no quiero recordar. ¿Entendido?—asentí—. Ahora cambia esa cara, que no me gusta.

Me besó una vez más y esta vez sí me dediqué a ayudarlo a buscar todo. Pero cocinaría yo. Si cocina él, nos quedamos sin casa y probablemente nos morimos de hambre o de un incendio. A los pocos minutos, se rindió y se sentó mientras yo rebuscaba en todos los estantes y gavetas para encontrar lo que necesitaba.

—Tostadas, huevos revueltos y tocino es el desayuno de hoy. ¿Te parece?

MinHo asintió emocionado mientras me veía cocinar. Atendió un par de llamadas de la empresa y otras de su familia, que hoy lo esperaban para un almuerzo.

Después de la noche de ayer, me di cuenta de la gran familia que tenía. A pesar de los lujos, eran muy unidos. Me hubiera gustado tener una vida así en Malasia. A pesar de que mamá y papá nos consentían todo a SoHee y a mí, rara vez salíamos juntos un domingo o papá cocinaba para todos—y sí que sabe cocinar bien, lo heredé de él—.

❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora