Capítulo 39

734 99 0
                                    

Tenía un calor asfixiante. MinHo tenía sus piernas enredadas con las mías y su brazo rodeando mi cintura. No podía evitar sentir el calor de su cuerpo, pero era una buena manera de despertar. Me puse su camisa y unos shorts, y bajé a hacer desayuno para los dos. Seguramente, en cualquier momento se levantaría.

Encontré a mi hermana alimentando a mi sobrino y vestida para irse al hospital. Al verme, se levantó y me llenó de besos. JeongIn simplemente se reía.

—¿Y donde está Xion?

—Se ha ido porque tenía unas cosas que hacer en el trabajo. ¿Y tú? ¿Que harás hoy?

—No lo sé. Había pensando en si irme a Londres a buscarlos.

—Sung, sabemos que están en Londres, pero no sabemos qué están haciendo. Xion está buscando esa información. Mejor esperemos a ver qué nos dice, y yo te acompañaré.

—No, tu trabajo es importante. ¿Cómo te irás teniendo tantos pacientes? Estás loca. Yo puedo solo, y si los consigo, los traeré y te prometo que serás la primera en conocerlos.

—¿En qué momento creciste tanto? — me abrazó y sentí cómo lloraba — Hace años eras mi niño, con quien jugaba.

—Siempre lo seré.

Luego de darle de comer a JeongIn, lo terminé de vestir para llevarlo a casa de la abuela de Xion para que lo cuidaran. Preparé el desayuno para MinHo y para mí, y a los pocos minutos, él bajó recién bañado y vestido. Yo pensaba que aún dormía. Me abrazó y, después de verificar que no había nadie, me dio un beso de esos que no pueden verse. Olía tan bien, a jabón y perfume.

Luego de desayunar juntos, MinHo trabajaba mientras yo me duchaba. No sabía qué íbamos a hacer hoy. Tenía que esperar a Xion para saber dónde estaban mis hermanos y poder ir a buscarlos. No podía llegar a Londres y preguntar por ellos como si nada.

—¿Qué quieres hacer hoy? — pregunté mientras me secaba el cabello.

—Si me haces esa pregunta justo así, pues te diré que no tengo problemas en pasar el día encerrados en esta habitación.

—MinHo, por favor, sé serio —comencé a reír.

—Estoy siendo serio — me atrajo hacia él y me sentó en sus piernas—. Hoy podemos hacer lo que tú quieras.

—Vamos de compras—su expresión cambió enseguida y estallé en risas.

Me vestí, arreglé mi cabello y me maquillé. MinHo sentía que ya se nos había ido toda la mañana de tanto que me había tardado. Pero que se acostumbre. Se colocó el saco y luego guardó su billetera y el teléfono.

—Es difícil que no estés hermoso — me puse de puntillas para darle un beso.

—¿Qué podré decir yo? Te ves espectacular. Y aunque no estoy acostumbrado a verte rubio, tengo que admitir que te ves hermoso. Y tus ojos resaltan.

Salimos en uno de los autos de mi cuñado y fuimos al shopping porque MinHo quería comprar algunas cosas. Pensé que no quería ir de compras, pero claro, no en exceso como suelo hacer yo. MinHo estaba sorprendido al ver lo grande que es Malasia. Mi país enamora a cualquiera. Aunque lo frío a veces es lo peor.

Llevé a MinHo a las tiendas que me gustan y el pobrecito casi me dejó solo allí. Entró a una tienda que había de todo y se volvió más loco que yo, todo le gustaba. Pero no compró todo a lo loco. Eso es bueno, sé que seguramente cuando yo quiera comprar todo, él me controlará.

Al mediodía, nos fuimos del shopping y ambos compramos varias cosas, incluyendo un traje nuevo que según él usaría exclusivamente en mi graduación. No recordaba haber hablado de eso. Tengo que volver a Miami en unas semanas. Fuimos a uno de mis restaurantes favoritos para almorzar. Sabía que le encantaría. Todo lo que venden son barbacoas, cervezas y cosas así.

Después de que nos trajeran unas cervezas, conversábamos de cualquier cosa que se nos ocurriera. Sin duda alguna, al conocer bien a MinHo, es obvio que no es tan frío como parece. Me encanta. Tiene su humor, aunque algunos chistes son muy malos.

—JiSung. ¿Quién es él? — escuché detrás de mí.

Volteé y allí estaba ChangBin. Mierda. No quería que ellos dos se conocieran. No porque uno sea mi ex y el otro mi novio, sino porque ChangBin es una parte de mi vida que quiero cerrar.

—A ti no te interesa — me volteé una vez más y quedé de frente a MinHo, que miraba mal a ChangBin.

—Repito. ¿Quién es él? — esta vez, me preguntó en Malayo.

—Dije que no te interesa, retírate.

—¿Este es tu nuevo rufián? ¿Acaso el sabe lo puta que eres?

La sangre me hervía. Y tenía ganas de llorar pero de impotencia. MinHo se levantó de la mesa y por un minuto, pensé que le daría un golpe.

—Ni es puta ni soy su rufián. Retírate si no quieres salir con un ojo morado.

—Al parecer este rufián es buena partida, se ve que es medio hombre.

Cuando MinHo intentó lanzar el primer golpe, me puse en el medio. No aquí. No hará un espectáculo.

—MinHo, estamos en público, no permitas que este imbécil te provoque.

Llamé a la mesera y pagué lo más rápido que pude. La comida quedó intacta, pero no quería quedarme allí ni un minuto más. Tomé a MinHo de la mano y lo llevé lo más rápido posible. Nos montamos en el auto y se notaba que estaba molesto. Conduje hacia la casa de mi hermana, no quería estar en otro lugar, especialmente con ChangBin cerca.

Subimos a la habitación aunque no había nadie en casa aún. MinHo seguía con su rostro serio y las manos empuñadas. Es preocupante. Sé que no me haría daño, pero que estuviera así de molesto me daba miedo.

—MinHo, mírame — tomé su rostro entre mis manos—. Ignora lo que ese imbécil dijo, por favor.

—Lo ignorare porque tú no eres ningun puta. Pero estoy horriblemente molesto. Te juro que quiero partirle la cara.

—Lo sé, Min. Ese es mi sueño, pero no he podido partírsela, no soy tan fuerte.

—Eso no es lo que decían los trofeos y medallas que hay en casa de tus padres.

Lo abracé y me acosté con él. Su respiración seguía agitada, aún estaba molesto. Lo entiendo. Hasta yo lo estaría.

—Mi relación con ChangBin acabó hace 4 años. Teníamos mucho tiempo juntos, desde los 14 años. Nuestro último año juntos, él se puso agresivo, muy agresivo. Una vez intentó golpearme, de no ser porque mi papá llegó en ese momento, lo habría hecho. Luego de eso, me prohibieron verlo y no me molesté ni nada porque era lo correcto. A las semanas, comenzó un rumor sobre mí de que chicos pagaban por tener sexo conmigo, que yo era una puta y más cosas. No salía de mi habitación, solo lloraba y lloraba. Todos en Malasia me creían puta. Cuando papá descubrió que fue él junto a la que decía ser mi mejor amiga quienes comenzaron a decir eso, lo denunció ante un bufete de menores y eso cesó. No lo dijeron más.

«Después de que todo se calmó, conocí a un chico súper tierno, con el que salí como tres veces. A mi papá le caía bien. Cuando ChangBin se enteró de que salía con él, no le fue bien. Según él, sus celos lo cegaron, pero le rompió una mano, le causó una contusión y le rompió una costilla. Papá le puso una orden de alejamiento, de mí y de todo aquel que fuera cercano a mí. ChangBin es sumamente peligroso y agresivo, incluso se dice que su padre trabaja con la mafia. No lo han comprobado. Tal vez por eso mi papá siempre se molestaba cuando me veía con él, aunque aceptó la relación al ver que yo decía ser feliz.

MinHo se veía pensativo. No decía nada, y eso me preocupaba. ¿Y si luego de esto me deja? No es una historia normal. No es un “terminamos porque me era infiel”. Sé que ahora lo odia más, pero que no dijera nada no era buena señal, supongo.

—Así sea una vez en la vida, elegiremos mal — me apretó más—, siempre te cuidaré.

—¿Te he dicho que eres lo mejor que he conocido?

—No, Sung. Gracias por decirlo — me dio un beso y luego comenzó a meter su mano por debajo de mi camisa—. Ahora te demostraré en qué soy el mejor.

❝Atado a las sabanas de mi Jefe❞ 『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora