XII. Vuelta atrás

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Jennie se dirijo a su habitación, apenas eran las nueve de la noche con cincuenta minutos cuando había regresado de dejar a Lisa en su hogar. Al cruzar el marco de la puerta, su mirada se encontró con la sudadera que Lisa le había prestado el día anterior, cuando habían ido al cine con Hyunjin; de nuevo se había olvidado de devolverla a su dueña.

Dio unos pasos dentro de la habitación hasta llegar a la silla de su escritorio, en donde estaba la sudadera doblada pulcramente. Tomó el abrigo con sus manos y lo llevó a su rostro, no sabía por qué, pero no había podido controlar el impulso de respirar su olor, y vaya que olía bien, todo el aroma de Lisa estaba impregnado en esa prenda.

—¿Pero qué estoy haciendo? —suspirando, Jennie se sentó en la silla de donde había tomado la sudadera —. Ella huele muy bien —cerró los ojos enterrando su cara en ese suéter y aspirando una vez más.

La fragancia era dulce y refrescante, casi adictiva. A su cabeza llegó el recuerdo de las expresiones de Lisa mientras jugaban, esas que plasmaba en su rostro cuando estaba emocionada por sacarle ventaja en el juego y también las que aparecían luego de ser derrotada. Además, su rostro sereno cuando se había quedado dormida sobre ella; pensó que tal vez debió haberla dejado quedarse ahí, así hubiese podido admirar el panorama un poco más, pero no lo hizo porque en el fondo sabía que corría el peligro de no poder frenar el deseo de arrebatar un beso de sus labios carnosos.

—Mierda, Jennie —se regañó a sí misma.

Cada vez que pensaba en la pelinegra, un montón de sinónimos de la palabra "linda" ocupaban su mente.

Sabía que algo le estaba sucediendo con respecto a Lalisa, pero no quería pensarlo ni mucho menos decirlo en voz alta. Ya no era una adolescente para negarlo o hacerse de la vista gorda, no obstante, creía que esas emociones que la otra chica desencadenaba en ella y los posibles sentimientos que estarían desarrollándose no eran adecuados de acuerdo al contexto en el que ambas estaban situadas.

Jennie diría que era algo unilateral, algo que estaba creciendo por su lado, pero definitivamente no era así. Ella sabía y era consciente de la forma en que Lisa actuaba con ella, le daba demasiada atención y era considerada de sobremanera, y bueno, las miradas que le dirigía tampoco eran muy discretas. Pero solo por ahora, iba a dejarlo pasar.

Decidió ir a dormir temprano para evitar seguir dándole vueltas al asunto, de todas maneras, tendría que levantarse con energía suficiente para terminar el trabajo que había pospuesto antes.

Por la mañana, Jennie tomó una ducha para estar bien despierta. Al terminar se vistió con algo cómodo y fue a preparar el desayuno. Luego de eso, era hora de continuar con su trabajo.

Desde hace un par de años, había encontrado un buen empleo en una agencia que le concedía un buen sueldo, y lo mejor de todo era que también se le permitía trabajar desde casa, así que se ahorraba los gastos de combustible y el tiempo de traslado. Básicamente, lo que Jennie hacía era encargarse del diseño de logotipos y anuncios publicitarios de su empresa y asociados. Era creativa por naturaleza, así que se desempeñaba muy bien en el área.

A pesar de las ventajas infinitas de trabajar en casa, lo único que le molestaba era tener que soportar el dolor de cuello y espalda tras pasar horas sentada mirando la pantalla de su ordenador. En la empresa le habían ofrecido una oficina con todas las comodidades, y a veces se arrepentía de haberla rechazado, pero después de todo era un pequeño sacrificio que debía hacer para evitarse otros inconvenientes.

Se levantó de la silla para estirarse un poco. Fue a la cocina a buscar algo para beber, pero en la nevera no había más que agua simple embotellada y los sobres de té que tenía en la alacena se habían agotado.

I Like Your Mom | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora