XV. Pancakes

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El hermano del padre de Lalisa apareció aproximadamente una hora después de que lo habían llamado. Ya la noche empezaba a caer.
Lisa tenía pensado quedarse a dormir en el hospital, pero su padre insistió en que debía regresar a casa para descansar.

—Voy a quedarme aquí —dijo Lisa.

—No, Lalisa —Marco no estaba de acuerdo —. Estás en periodo de exámenes, te concentrarás mejor si estudias en casa.

Lisa no podía refutar contra ese argumento.

—Pero, papá...

—Pero nada, solo ve a casa —vio la intención de Lalisa para objetar una vez más, pero no la dejó hablar —. No discutas conmigo, todavía me estoy recuperando.

—Yo me quedaré a cuidar de mi hermano —dijo el tío de Lisa —. No te preocupes mucho.

—Está bien —Lisa aceptó resignada —. Vendré a verte a medio día —se acercó para dejar un beso en la frente de su padre.

—Te estaré esperando —la sonrisa que le dedicó a Lalisa le otorgó algo de paz para poder abandonar aquella habitación de hospital.

—Espero que te mejores pronto, Marco —dijo Jennie.

—Gracias.

Lalisa y Jennie salieron dejando a Marco junto a su hermano. Había sido un día mentalmente agotador. Aunque Lisa dijera que estaba bien, el cansancio era notorio en la forma en que sus hombros caían hacia el frente.

—Te llevaré a casa —Jennie caminó en dirección al estacionamiento con Lisa siguiéndola por un lado.

Una vez que localizaron el auto de Jennie en el aparcamiento, se montaron en él y arrancaron el motor para ponerse en marcha a la casa de Lalisa. El camino fue silencioso. De vez en cuando, Jennie volteaba a ver a Lisa; claramente la pelinegra seguía preocupada, se notaba en su semblante y su mirada perdida en los objetos que pasaban velozmente mientras el coche estaba en movimiento.

—Llegamos —Jennie avisó una vez que estaban frente a la acera de la casa de Lisa.

—Gracias por traerme —Lalisa desabrochó su cinturón —. Y también por acompañarme en el hospital.

—No hay de qué —quitó los seguros de las puertas para que Lisa pudiera salir —. Asegúrate de descansar bien.

Lalisa asintió y se dio la vuelta para encaminarse a la entrada de su hogar. Jennie no iba a marcharse hasta ver que la otra chica estuviera dentro de su casa, fue entonces que vio a Lisa detenerse a mitad del camino de su jardín delantero, girar sobre su propio eje y regresar al auto.

—¿Puedo quedarme en tu casa? —preguntó Lisa inclinándose para asomarse por la ventana del auto —. No quiero estar sola.

Jennie sonrió. Había pensado que Lisa nunca se lo pediría, y ella tampoco lo había sugerido porque no quería hacerla sentir incómoda o algo así, pero ya que lo había hecho, no iba a decirle que no.

—Recoge algunas de tus cosas y vámonos —esa era una respuesta positiva por parte de Jennie.

—Okay —por primera vez Lisa no se veía tan afligida desde que habían salido del hospital —. Ya vengo, no me tardo mucho.

Luego de que Lisa empacara algo de ropa y artículos de uso personal en una maleta deportiva, ella y Jennie partieron al departamento de esta última.

—Puedes acomodarte en la habitación de Hyunjin —dijo Jennie entrando al apartamento.

—Está bien —Lisa la siguió por el recibidor.

Por el momento Lalisa dejaría sus cosas en el sofá de la sala y las subiría más tarde, cuando fuera hora de dormir.

I Like Your Mom | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora