I Like Your Mom | Jenlisa G!P

XXXVI. Otra razón

No había invitado a mucha gente, eran diez personas cuando mucho, solamente amigos del trabajo y algunos de la universidad; Jennie no quería nada grande, simplemente una pequeña reunión para celebrar la adquisición de su nueva casa.

Tal como si sus invitados se hubieran puesto de acuerdo, todos empezaron a llegar vestidos de manera formal y elegante; ya casi había recibido a la mayoría, pero la mujer a la que estaba esperando aún no hacía acto de presencia. Casi corrió hacia la puerta cuando escuchó sonar el timbre de la casa, esperaba que fuera Lalisa la que estuviera al otro lado; solamente habían pasado dos días desde la última vez que estuvieron juntas, pero cada vez se ponía más ansiosa por verla otra vez. Sin más demora, abrió la puerta con una gran sonrisa, pero al descubrir que no se trataba de Lisa, sino de sus amigas, Jisoo y Rosé, esa emoción se desvaneció ligeramente, aunque no del todo.

—¿Qué fue eso? —Rosé preguntó con una sonrisa juguetona.

—¿Qué fue qué? —Jennie quiso disimular haciéndose la tonta, pero sabía que su amiga se había percatado del cambio en sus expresiones.

—Parecías ilusionada, luego nos viste y te cambió la cara —la acusó.

—Claro que no —la pelirroja seguía haciéndose la desentendida.

—¿Acaso estás esperando a alguien? —Jisoo la cuestionó.

—Yo... —Jennie iba a responder, pero justamente alguien especial para ella apareció a espaldas de las otras mujeres —. Lisa —su sonrisa volvió a crecer.

—Hola —la más joven replicó el gesto, también había estado queriendo ver a Jennie.

Rosé y Jisoo se sintieron intrusas en un aura de brillos, flores y muchos colores; ambas se miraron sabiendo que algo pasaba entre esas dos, la manera en que sus ojos resplandecían al encontrarse las delataba.

—Bueno, Jennifer, ¿nos vas a dejar entrar o vamos a quedarnos aquí para siempre? —habló Jisoo interrumpiendo aquel mágico momento.

—Perdón, pasen —la pelirroja salió de su ensimismamiento y se hizo a un lado para dejarlas entrar. Sus mejillas se tornaron levemente rojas —. Por cierto, ellas son Jisoo y Rosé. Son amigas de la universidad —las presentó ante Lisa, señalando a cada una respectivamente.

—Mucho gusto, yo soy Lalisa —la chica extendió la mano para saludar a las dos.

—El gusto es nuestro —dijo Rosé y Jisoo asintió en complemento —. ¿En dónde están los demás? —se dirijo a Jennie.

—En la sala, pasando el corredor —Jennie le indicó.

—Vale, nosotras nos vamos adelantando —dijo Jisoo notando la urgencia de su amiga por quedarse a solas con Lalisa.

La pareja se sonrió mutuamente en complicidad y marcaron su trayecto hasta donde los demás invitados estaban conviviendo. Jennie cerró la puerta y se volvió hacia la pelinegra.

—Hola, ¿cómo estás? —sus labios se curvearon en una suave sonrisa.

—Un poco molesta —Lalisa torció la boca cruzándose de brazos.

—¿Y eso? ¿Por qué? —el semblante de Jennie cambió a uno preocupado.

—Es que no me llamaste para ayudarte con la mudanza —dijo Lisa fingiendo indignación.

—La otra vez casi te rompes el brazo —se burló.

—No fue para tanto —Lalisa hizo una mueca arrugando la nariz —. Solo me tropecé.