I Like Your Mom | Jenlisa G!P

XXXII. El secreto de las abejas

La abuela dijo que debía ser paciente y darle tiempo a Jennie, me parece bien, pero ¿qué sucede si después de ese tiempo decide que todo debe seguir igual? ¿Y si no estoy segura de poder conformarme?

Lo mejor será poner un poco de distancia entre nosotras, probablemente sea la única manera en la que podré mantenerme al margen.

Jennie:
¿Estás libre hoy?

Lisa:
Perdón, tengo que preparar varias cosas para el regreso a la universidad.

Es la tercera vez en la semana que uso cualquier pretexto para no salir con Jennie; puede que esté comenzando a notarse que se trata de excusas genéricas.

Irónico, es el adjetivo que utilizaría para describir mi situación. Al principio solo quería acercarme más a Jennie y ahora resulta que busco todo lo opuesto. No tengo ni idea de si suena raro, confuso o incluso contradictorio, pero si poner una barrera entre Jennie y mis emociones es la única forma de poder continuar con ella, pues es lo que voy a hacer. Todo estará bien si mis sentimientos no crecen, y para que eso no suceda, necesito un poco de espacio.

Jennie:
Entiendo.

Jennie:
Sé que mañana empiezan tus clases, pero ¿puedo robarte la tarde y parte de la noche?

Jennie:
Prometo que te dejaré en casa a las diez, o antes si así lo quieres.

Mierda. ¿Será demasiado obvia una cuarta excusa?

Lisa:
¿Qué tienes en mente?

Jennie:
Es sorpresa. ¿Paso por ti a las seis?

Creo que sería muy evidente que estoy evitándola si declino una vez más.

Lisa:
Vale.

Realmente no tengo mucho que preparar para la universidad, no es como que lleve conmigo un montón de cuadernos o útiles escolares en la mochila, por lo general me manejo muy bien con dos carpetas de hojas, un marcador, lápiz, goma, sacapuntas y dos lapiceras, una de tinta negra y una azul; ah, y también el corrector por si acaso.

Me pregunto cuál es el plan para esta tarde. Me he dado una ducha y ahora estoy de pie frente a mi armario. No sé que ropa debería usar, pero hace frío, supongo que una chamarra o una sudadera no estará de más.

—¿Vas a salir? —escucho a mi padre preguntar desde la puerta. Su habitación está justo enfrente de la mía, seguramente iba saliendo y me ha visto arreglándome el cabello.

—Sí, solo un rato —respondo acomodando mi flequillo.

—¿Con quién? —apoya su peso en el marco de la puerta.

—Con Jennie.

—Y también Hyunjin, me imagino —asume.

—Eh... S-sí —sueno algo dudosa, pero mi padre no dice nada al respecto, creo que lo pasó por alto —. Bueno, no sé. Jennie solo me invitó sin darme muchos detalles —agrego de inmediato. No me he sentido muy bien mintiendo antes.

—Está bien —sonríe. Pienso que se ha dado cuenta de mi nerviosismo —. Te has puesto muy bonita —señala su propia cara para hacer referencia a mi maquillaje.