XVI. Oportunidad dorada

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Lalisa despertó por la mañana cuando sintió el olor del café penetrando en sus fosas nasales. Se sentó quitándose las cobijas de encima y frotándose los ojos, apenas estaba acostumbrándose a la nueva iluminación del ambiente. Había dormido bastante bien para haberlo hecho en el sofá.

Una vez que su visión ya no estaba tan borrosa tras haber despertado, divisó la bolsa deportiva que había traído consigo el día previo. Deslizó el cierre para abrir la mochila, buscó su cepillo de dientes y algunos productos que utilizaba en su rutina matutina del cuidado de la piel. Se dirijo al cuarto de baño para asearse y de paso hacer tiempo mientras su erección matinal se bajaba.

Cuando todo estuvo en orden, se encaminó a la cocina. Entre más se acercaba, más fuerte se escuchaba el sonido de la música.

—Hola —Lisa saludó apenas entró y vio a Jennie sentada en una de las sillas del comedor.

—Buenos días —volteó a verla con una sonrisa y puso pausa a lo que estaba escuchando —. ¿Cómo dormiste? Anoche no pude llevarte a la habitación de Hyunjin.

—Muy bien, el sofá es muy cómodo —se sentó en el lugar frente a Jennie —. Aunque cuando fui al baño vi que tenía tinta de labios roja en la boca.

—¿En serio? —Jennie preguntó fingiendo no saber nada, aunque en realidad no se había dado cuenta de que había dejado evidencia de sus actos de la noche anterior.

—¿A caso jugaste conmigo mientras dormía? —preguntó al ver a Jennie actuando extraña.

—¿Qué? Claro que no —mintió tratando de contener su sonrisa apretando los labios. Sus mejillas estaban ligeramente sonrosadas —. Tal vez eres sonámbula.

—Sospechosa —dijo Lisa con los ojos entrecerrados —. Pero bueno, te ves muy animada hoy.

—Es que tengo el día libre del trabajo.

—Hoy es domingo.

—Por eso —ambas se miraron y se soltaron a reír —. ¿Irás a ver a tu padre?

—Sí, en un par de horas más —respodió Lalisa —. ¿Quieres ir conmigo? Te invitaré a comer después.

—Me parece una excelente oferta —aceptó.

Justamente al medio día, Jennie y Lisa salieron del departamento para partir rumbo al hospital. Lalisa, al ver a su padre mucho mejor y más recuperado, sintió un peso menos en sus hombros, sin embargo, aún le preocupaba que algo pudiera ocurrirle a Marco en un futuro.

El señor Manoban tendría que permanecer en el hospital hasta el día lunes, es decir, un día más. Los médicos dijeron que no necesitaría de una cirugía, sino que simplemente lo seguirían tratando con medicamentos y citándolo cada cierto tiempo para asegurarse de que todo se mantenga bajo control.

—¿A dónde quieres ir a comer? —Lalisa le preguntó a Jennie apenas se montaron en el auto de esta última luego de salir del hospital.

—Sorpréndeme —Jennie lo dejó a la elección de Lisa.

—¿Te gustan los lugares al aire libre? —Lalisa ya estaba pensando en uno de sus restaurantes favoritos de la ciudad.

—Me encantan —era la única respuesta que Lisa necesitaba escuchar de Jennie para dar por sentado el lugar al que la llevaría.

Como toda una buena copiloto, Lisa se encargó de darle a Jennie las indicaciones del camino que debía tomar para llegar al restaurante. Tardaron alrededor de veinticinco minutos, pues el restorán que la pelinegra había seleccionado estaba en las afueras. Nada más ver el exterior del local, Jennie supo que por dentro sería igual o más bonito.

I Like Your Mom | Jenlisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora