Jennie's POV
Aquella mañana tuve que llevar a Maia en brazos, porque no quería levantarse. Ni siquiera se tomó la leche por la mañana, y si no se levantaba de la cama, íbamos a llegar tarde. Era una de aquellas mañanas en la que la pequeña no tenía ganas de ir a la escuela, pero de verdad, y se quedaba dormida en mis brazos mientras esperábamos en autobús. Le acaricié la cabeza con suavidad, sintiendo la respiración de Maia chocar contra mi cuello mientras subíamos al autobús y nos sentábamos.
—Mami, tengo frío. —Dijo en voz baja, y la dejé en mi pecho con cuidado, quitándome mi chaquetón y se lo puse por encima, rodeándola con los brazos.
El vapor empañaba los cristales del autobús, y ni siquiera podía ver bien la calle como hacía todas las mañanas, así que simplemente me dediqué a mirar a Maia, que se dormía entre mis brazos antes de llegar a la escuela. Me gustaría dejarla en casa, que se quedase conmigo durmiendo, pero no, no podía ser.
Bajamos del bus, y fui dándole suaves besos en las mejillas para que Maia fuese despertando, y abrió los ojos lentamente. La dejé en el suelo con cuidado, quitándole la chaqueta y ladeé la cabeza, apretando los labios.
—Pórtate bien, ¿vale? —Asintió, frotándose los ojitos con las manos algo somnolienta, y se abrazó a mi cuello. —Te quiero mucho. —Le dije abrazándola, y ella se separó de mí.
—Y yo a ti. Mami, quiero eso. —Señaló a un niño que entraba con un balón en la mano a la escuela, y solté una suave risa.
—¿Te gusta? —Ella asintió, y acaricié sus mejillas. —Intentaré conseguirte uno.
—¿De verdad? —Sus ojos se abrieron un poco más de lo que lo había hecho aquella mañana, y asentí. —Gracias mami. —Dijo ella sonriendo un poco, dándose la vuelta para caminar dentro del colegio, y de nuevo, no estaba bien.
Volví a correr hacia la parada del autobús, porque no quería llegar tarde. No se me olvidaba que en cualquier momento me podían echar, y que entonces sí que nos íbamos a la mierda. No podía dejar que mi hija se quedase sin casa y sin comida. Pero ahora al menos, durante este mes, tenía casa y tenía comida, lo que me daba un respiro.
Tras cambiarme, entré en los vestuarios y escuché el sonido de un silbido, pero al entrar no había nadie. Así que, quien quiera que fuese, estaba en las duchas. Comencé a limpiar, quitando los desperdicios de botellas de agua, plásticos de bebidas energéticas, papeles, todo directo a la basura que llevaba en el carro. Cogí la fregona y justo al levantar la cabeza, estaba allí Lisa saliendo de la ducha con el pelo mojado cayéndole por los hombros, y di gracias a que llevaba una toalla puesta. Me di la vuelta en el acto, fregando la parte contraria del vestuario.
—Buenos días. —Dijo ella, y escuché el sonido de su taquilla abrirse.
—Buenos días. —Respondí yo en voz más baja, dejando la fregona sujeta al carro. Obviamente, iba a desnudarse allí mismo, así que me giré hacia ella. —Voy a... Voy a ir a las duchas. Para que te cambies tranquila.
—No me importa que me veas desnuda. —Ya, pero a mí sí que me importaba verla. Arrastré el carro hacia la otra parte, y me arrodillé en el suelo para comenzar a limpiar los suelos, frotando con el trapo hasta que aquél líquido hacía espuma. Así, con todas las duchas, frotando también la pared alicatada de rojo, y luego abrí el grifo para que todo aquél jabón desapareciese.
Cuando terminé de limpiar, volví de nuevo a donde estaba Lisa. Ya tenía al menos el pantalón puesto, a pesar de todo el tiempo que había pasado seguía sin estar completamente vestida. Estaba de pie, mirando el móvil, y de repente sonó. Pero no era el suyo. Lisa giró la cabeza hacia mí, y yo me sequé las manos rápido, sacándome el móvil del bolsillo de la chaqueta.
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Un abrigo en el invierno | Jenlisa
Fanfiction¿Qué es capaz de hacer una madre por su hija? La respuesta a esa pregunta la tiene Jennie, y es absolutamente todo. Bajo el frío y la nieve de Portland, Jennie tiene que trabajar de sol a sol para conseguir comida, ropa y mantener el techo bajo el...