Capitulo 52

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Jennie's POV

La realidad era muy diferente a la de hacía casi seis años. Estaba feliz viendo a Lisa con Ella en brazos, o simplemente viéndola dormir. Sabiendo que Maia estaba bien con sus abuelos, y que todo estaba bajo control. Que yo estaba descansada y no había ningún riesgo de que me desangrase como en el parto de Maia.

Pero sobre todo porque la tenía a ella obligándome constantemente a comerme todo el plato aunque ya me lo estaba comiendo.

—Ya, Lisa, ya, estoy comiendo, ¿no me ves? —Dije riendo recogiéndome el pelo en un moño con una gomilla que deslizaba por mis dedos.

—Lo sé, me aseguro de que te entren los nutrientes suficientes. Te podrías desmayar después de tanto desgaste físico. —Volví a coger el tenedor de plástico intentando no reírme, negando un poco con la cabeza.

—Lisa, lo único que me ocurre es que me duele y estoy algo cansada. No me voy a morir. Además... —Me metí una cucharada de pasta en la boca alzando las cejas.

—Está bien, está bien. Dejo de exagerar.

Me dejó comer tranquila, por fin, y comenzó a mirar su móvil con el ceño fruncido. No lo había mirado desde ayer así que tendría miles de mensajes, pero por su rostro denoté que había pasado algo grande.

—Jennie, Nash está en prisión. ¡Nash está en la cárcel por fin! —Alzó la voz aunque seguía siendo baja, y me llevé una mano a la boca con una gran sonrisa.

—Eso es estupendo. Dios, podré ir a comprar sin miedo.

—Sí, también mi madre me ha mandado fotos de Maia en la piscina con Bambam. —Ladeó la cabeza con una sonrisa y me enseñó el móvil. Maia estaba en los brazos de su tío con el pelo recogido y uno de sus bañadores amarillos, sacándole la lengua a la cámara con la nariz arrugada.

—La echo mucho de menos. ¿Cuándo volvemos a casa? —Terminé de comer apartando la bandeja y estiré los brazos para que me diese a Ella. Al igual que con Maia, no podía estar un segundo separada de mi pequeña.

—Mañana, o eso me dijeron los médicos. —La sostuve entre mis brazos una vez más, observando aquellos grandes ojos grises que se volvieron a cerrar. Cogí uno de sus pequeños piececitos, y lo observé sonriendo un momento, aunque luego fruncí un poco el ceño. Tenía una mancha en el empeine.

—Lisa, ¿puedes llamar al médico? —Ella se acercó tan rápido como me escuchó.

—¿Qué pasa? —No dejé de mirar la mancha, acariciándola un poco por encima.

—Tiene una mancha en el pie. ¿Crees que será malo? —Levanté la mirada hacia ella, que negó lentamente con el ceño fruncido.

—No, yo tengo una exactamente igual. —Lisa se levantó un poco el pantalón y me enseñó el tobillo. —¿Ves?

—Aw... —Hice un puchero mirando a Ella, dándole un besito en la marca que tenía en su piececito. —Eres igual que mamá.

*

El trayecto a casa de los padres de Lisa se me hizo eterno, lo único que hacía era mirar a Ella que echaba babas y hacía pompitas, así que mi pasatiempo fue limpiarle la boca con una gasa durante todo el camino. Me dejaba embobada, llevaba puesta una pequeña cinta en el pelo con una florecita encima, además un vestidito azul precioso que Chitthip le había regalado.

—¿Vas bien? —Lisa cogió la sillita en la que iba Ella, y yo caminaba poco a poco pero me las apañaba bien para ir a la puerta, aunque con algunas muecas.

—Bueno... La verdad es que duele un poco. —Musité atravesando el jardín.

—Tú siempre quitándole importancia al dolor. —Rio con algo de ironía, llamando al timbre.

Un abrigo en el invierno | JenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora