Jennie's POV
Aquél sábado, Maia y yo nos habíamos quedado hasta tarde (las doce de la noche, ni más ni menos) viendo películas de princesas en la tele, aunque La Sirenita sólo dio tiempo a verla hasta la mitad, porque en los anuncios la pobre se quedó dormida, aunque la dejé aguantar hasta esa hora. Así que, a la mañana siguiente la tenía abrazada a mi cintura, y yo estaba completamente dormida, disfrutando de aquél plácido sueño hasta que sonó el timbre. Fruncí el ceño y abrí los ojos, eran sólo las ocho de la mañana,
¿quién narices sería a aquella hora? Como fuese el cartero, iba a matarlo. Me puse la bata atándomela a la cintura, y bajé las escaleras.
No estaba de muy buen humor durante aquellos días, porque había perdido a Lisa y no sabía cómo recuperarla. No sabía tampoco qué hacer para dejar de sentir esas cosas, para dejar de sentir cómo si me hundiese cada vez que en la tele decían que se iba a Nueva York, pero yo no me lo creía, como me dijo Lisa una vez, "no te creas nada hasta que no te lo diga yo".
Abrí la puerta y Lisa estaba tras ella. La estampa blanca lucía a sus espaldas, llevaba su chaqueta de cuero, un gorro y la bufanda. Simplemente, me quEdé congelada al verla y no sólo por el frío que entraba en casa desde la calle.
—Buenos días. –Dijo ella, pero ni siquiera sabía cómo reaccionar. ¿Aquello de verdad estaba pasando? Al principio me pareció bien, pero al segundo siguiente ya no sabía para qué estaba allí.
—Buenos días. –Intenté aclarar aquella cara de dormida que tenía, pero era simplemente imposible porque acababa de saltar de la cama.
—He visto los vídeos. Y yo, uhm... —Miró hacia otro lado, quEdándose en silencio, pensativa.
—Vale, déjame explicarte. Primero siento todo lo que dije, de verdad. Necesito tu ayuda, no sólo económica. –Lisa soltó una risa, negando un poco. –Es decir... —Me di cuenta de que estaba temblando de frío, y me aparté de la puerta para que entrase. –Lo siento, pasa, qué inútil soy.
—No, no lo eres. –Respondió con contundencia, quitándose el gorro con algunos copos de nieve de la cabeza.
—Vale... —Me recogí el pelo en una coleta porque sinceramente, parecía que había salido de la lavadora, y me daba verdadera vergüenza que me viese así. –Ya estoy, más o menos. –Suspiré cerrando los ojos, intentando encontrar las palabas adecuadas. –Te necesito. Pero no por el dinero, me da igual eso, aunque sí, me has dicho mil veces que cuando me haga falta lo tendré. No, no es por eso. –Apreté los labios intentando hablar después de que sus ojos se clavasen en mí. –Me... Me encanta estar contigo. Me encanta parecer una pequeña familia cuando estás con Maia, me encanta que la cuides, me encanta cuando comemos juntas, o cuando simplemente juegas con ella. Y yo... —Solté una pequeña risa, mordiéndome el labio inferior bajo su mirada. –Me estoy enamorando de ti. Sólo pienso en que me abraces, o que me vuelvas a besar. Cuando no estás me dedico a recordar algo que me has dicho, o cómo nos hemos besado y ruego para que vuelva a pasar. Es una necesidad estar contigo, y no tengo miEdo de estar contigo. De que pueda llamarte 'mi novia' de una vez, o de que nadie se extrañe cuando pasamos el día entero juntas pero no estemos saliendo. Quiero levantarme a tu lado por las mañanas, que me abraces, o simplemente abrazarme a ti mientras duermes. –Lisa me miraba en silencio, y no sabía qué esperar, porque de ella no salía ninguna reacción. Su cabeza se ladeó, casi desencajando la mandíbula, y me temía lo peor. Se irguió con el rostro serio, y cerré los ojos negando con un suspiro. –Si esa es tu forma de decirme que... –Y me besó. Enlazó sus manos con las mías y mis dEdos rozaron los suyos, siguiendo aquél beso lento, por mi parte, casi desesperado, hasta que ella se separó.
—Y creo que sois adorables. –Siguió la frase que había empezado al principio antes de que la interrumpiese, y me sentí una auténtica idiota, porque si la hubiese dejado hablar quizás me habría ahorrado todas aquellas palabras.
ESTÁS LEYENDO
Un abrigo en el invierno | Jenlisa
Fanfiction¿Qué es capaz de hacer una madre por su hija? La respuesta a esa pregunta la tiene Jennie, y es absolutamente todo. Bajo el frío y la nieve de Portland, Jennie tiene que trabajar de sol a sol para conseguir comida, ropa y mantener el techo bajo el...