Jennie's POV
Maia caminaba de mi mano, dando pequeños saltitos mirando a todas partes. No sabíamos por dónde entrar, porque yo nunca entraba de aquella manera, sino que me metía por los vestuarios. Llevaba puesto el jersey rojo de Lisa remangado, y parecía aún más pequeña de lo que ya era. También, un gorrito negro de lana con una bola en la punta.
—Mami, ¿por dónde entramos? —Me encogí de hombros porque no tenía ni la más remota idea de por dónde debíamos entrar.
—No sé, cariño. —Puse una mano en su mejilla pegándola a mí, cuando vi salir de una puerta a Lisa. Llevaba la misma sudadera que Maia, pantalones cortos negros, medias hasta las rodillas y las botas de fútbol. Nunca la había visto así vestida, y ahora me daba cuenta de verdad que era una jugadora de fútbol profesional, y yo una simple limpiadora.
—¡Lisa! —Maia soltó mi mano y corrió hacia Lisa, que la cogió en brazos.
—¡Llevamos el mismo jersey! —Dijo señalándolo, y Lisa sonrió dándole un beso en la mejilla mientras yo me acercaba.
—Buenas. —Dijo Lisa mirándome, y sonreí, frunciendo un poco el ceño.
—Espero que hoy no te metan cinco. —Hice una mueca, y ella se rio, negando. Maia apoyaba las manos en uno de sus hombros.
—No volverá a pasar. ¿Sabes qué, Maia? —La miró entrecerrando los ojos. —Tengo una cosa para ti. ¿Quieres venir a verla? —Maia me miró, y asentí, suspirando.
—Sí, ve con ella. —Respondí resignada, y Lisa se giró para entrar en los vestuarios con Maia en brazos.
La pequeña le había cogido un cariño inusual a Lisa en tan poco tiempo que casi me parecía imposible, y Lisa se había preocupado por nosotras de una forma extraña, porque nadie en su sano juicio se atrevería a ayudarme, no a mí.
Cuando salieron, Maia llevaba una sudadera de su talla, que le quedaba perfecta, y debajo podía verse el borde de una camiseta como la de Lisa.
—¡Mira mami! —Lisa le levantó la sudadera, dejando ver su nombre y el número uno en su pequeña espalda.
—¡Estás preciosa! —Dije acercándome, poniendo una mano en su espalda. Lisa la volvió a poner en mis brazos, y me miró, con una sonrisa. —¿Quieres darle algo que le dé buena suerte? —Maia me había dicho que quería darle a Lisa algo para que le diese buena suerte, aunque no sabía muy bien el qué, pero luego recordó que tenía unos zapatos que le gustaban mucho, y que quizás aquello ayudaría a Lisa, así que me hizo cortar un cordón del zapato en tres partes, (daba gracias a que era bastante ancho) y hacerlo una trencita como las que yo le hacía a ella en el pelo, formando así una preciosa pulsera color rosa.
—Esto es para ti. —Le di la pulsera a Maia para que se la diese a Lisa, que abrió los labios, colocándose la pulsera en la mano, aunque no podía.
—Espera. —Dije yo, dejando a Maia en el suelo. Cogí los dos extremos de la pulsera y los até con cuidado, rozando mis dedos con su muñeca al enlazarlos. Podía sentir su mirada sobre mí, y me ponía bastante nerviosa.
—Es preciosa, Maia. —Lisa se agachó cuando terminé, dándole un abrazo fuerte, y Maia le dio un beso en la mejilla. Luego se levantó, y yo cogí la mano de la pequeña que se agarró a mí. —Entrad por aquella puerta, hay canapés, sándwiches y esas cosas.
—Lisa sonrió, y yo también lo hice, porque era inevitable no hacerlo.
—Gracias. —Dije echando a andar, viendo cómo ella se iba dentro del vestuario de nuevo. —Ah, Lisa, buena suerte. —Añadí, viendo de soslayo su sonrisa y entré por la puerta con Maia a mi lado, que no soltaba mi mano para nada.
ESTÁS LEYENDO
Un abrigo en el invierno | Jenlisa
Fanfiction¿Qué es capaz de hacer una madre por su hija? La respuesta a esa pregunta la tiene Jennie, y es absolutamente todo. Bajo el frío y la nieve de Portland, Jennie tiene que trabajar de sol a sol para conseguir comida, ropa y mantener el techo bajo el...