Kim Tae-hee y Park Jiwoon habían sido mejores desde que su memoria recordase, ambas se habían criado juntas, enamorado juntas y tenían todos sus planes a futuro listos para ser cumplidos.
La joven Kim amaba el patinaje artístico, soñaba siempre con deslizarse sobre el hielo en sus patines con cuchillas metálicas y que millones de personas la elogiaran por sus impresionantes saltos y giros, mientras que Jiwoon sentía una tenue pasión por la danza contemporánea.
Así que se esforzaron por ser las mejores estudiantes y las mejores hijas si de conducta se tratase, para conseguir que sus padres apoyaran sin ninguna objeción sus deseos, tenían más amistades ciertamente pero ellas eran almas gemelas en amistad. En su círculo amoroso solo eran Taeji y nunca se separaban jamás o así fue hasta que cumplieron 18 años.
Taehee no debió nunca tomar ese taxi, ella debió esperar que su padre fuese por ella a la academia, aunque ¿realmente eso hubiese cambiado en algo?, pues el destino es tan misterioso que parecía no importar como hubiese sido el hecho, el fin siempre seria el mismo.
Era una noche de lluvia y ciertamente le preocupaba no llegar a tiempo a casa de Jiwoon, pues desde hace días la sentía muy extraña, así que necesitaba preguntar si pasaba algo. Por algo eran mejores amigas, para confiarse todo.
Esa noche de invierno una joven fue abusada y agredida violentamente por un hombre ebrio que conducía un taxi que para sorpresa no se supo ante los medios la identidad de ninguno, pues aunque la noticia se esparció como el agua de esa misma oscuridad lluviosa, nadie nunca sabría quiénes eran los protagonistas de tan sangriento hecho, porque aunque aquella joven llego casi sin vida al hospital, sus hermosos patines se ensuciaron de asquerosa sangre acabando con la vida de un demonio y llevándose consigo la magia de estos.
Nunca lloro, más el brillo de sus ojos se apagó, aquello que pensaba que había terminado con la satisfacción de venganza se profano en un silencio, cuando semanas después una prueba de embarazo indicaba que aquel malestar no era producto de la ansiedad, pues ella ya no sentía nada. En sus más espantosas pesadillas siempre lograba escapar del monstruo, siempre su amiga la salvaba, siempre escapaban juntas, siempre salía ilesa, pero ella no quería culpar a nadie por lo que estaba pasando, ya había perdido todo, sus sueños, su vida, y a este punto ciertamente no le importaban los consejos moralistas de su madre diciéndole que era una vida. Como podía dar vida alguien que no tenía ni siquiera la suya propia.
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Los Sentimientos de las Rocas
FanfictionAños atrás dos amigas deciden mudarse juntas al país natal de sus padres e iniciar una nueva vida, tratando de olvidar el dolor y la culpa. Kim Taehyung y Park Jimin han sido amigos toda su vida y a lo largo de esta han descubierto que no importa...