twelve

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Las valijas estaban hechas, cada uno iba a poder volver a su club a seguir jugando las copas.

— No te preocupes bosterito, nos vamos a volver a ver. —Enzo le aseguró.

— Pero admito que voy a extrañar los consejos de tu novio.

— Ajá, igual, lo podes llamar. No hace falta que lo veas.

— Enzo, no seas celoso, además el pibe también tiene novio. —Álvarez fulminó con la mirada a su novio—. No le hagas caso Barquito.

— Bueno perdón Juli.

— Que dominado estas. —De Paul se sumó a la conversación.

En eso, el teléfono del menor sonó.

— ¡Hola Colito! —se escuchó al otro lado de la línea, a lo que Valen sonrió levemente.

— Hola Marquitos, ¿todo bien?

— Genial, acá estoy con Exe, que ya nos recuperamos y vamos a volver al club.

— ¡¿Posta?! —Barco no podía sentirse mejor, eran los únicos que lo trataban bien en Boca.

— Si, pero... ¿como van las cosas en el club?

— Digamos que podrían estar mejor.

— ¿Consideraste la oferta del Brighton?

— Eso... quiero jugar la libertadores con Boca.

— Sabes que podes ir después de jugarla, ¿no?

— Si... creo que lo voy a pensar un poco más.

— Bueno, tranquilo Colo. Tenes tiempo, no te aceleres.

— Tenes razón. Pero después hablamos, me tengo que ir.

Colgó el celular y dejó escapar un suspiro.

— ¿Pasa algo amorcito? —Agustín lo miraba apoyado en el marco de la puerta.

— No, nada.

— Valen, creo que ya habíamos hablado esto. ¿Es por la comida? —el mayor se acercó.

— No, ese tema ya está para mí.

— Okey... ¿es por Boca? —Giay tomó su cintura.

— Algo así.

— ¿Que pasó?

— La oferta del Brighton, no se si aceptarla. Además tengo mi vida entera en Argentina, mi familia, mi club, estás vos.

— Por mí no te preocupes, yo te puedo ir a visitar. Con lo de tu familia, quizá podes venir de vez en cuando y los ves, y lo de Boca... vos sabes lo que yo pienso del tema.

— Es que más allá de cómo me tratan, jugar ahí es lo que siempre soñé, y ahora que lo tengo, siento que no lo puedo dejar tan fácilmente.

— Bueno, a la hora de elegir... pensa en vos, no en mí. Es una decisión personal bebé. —y se fundieron en un abrazo—. Igual tenes que tener por sabido que siempre voy a estar para escucharte y apoyarte, amor.

Valentín tomaba por el cuello al morocho y apoyaba la cabeza en su hombro, mientras que el contrario lo agarraba de la cintura.

— Te amo Agus, demasiado. Gracias por todo.

— Yo te amo muchísimo más, Val.

— Son muy tiernos chicos, pero nos tenemos que ir. —De Paul y Otamendi avisaron.

Pero ni en la despedida, ni en el viaje a Argentina pudo dejar de pensar...
Estaba exhausto, de todo. Habían ganado los dos amistosos como selección y eso era muy bueno, pero todavía estaba el tener que volver al club de sus sueños, que era dueño de sus pesadillas.

por sobre todo lo malo | gialenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora