🦋 Capítulo 51🦋

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¡Vida Familiar!
Jungkook

Cinco años después, Corea del Sur, Mansión Jeon Park

Aprieto los ojos intentando mantener la calma mientras Kyomi salta encima de la cama sin importarle que son las putas cinco de la mañana, ha Jimin parece no importarle y salgo de la cama ignorandola, me encuentro con Omer en el pasillo quien sostiene su osito de peluche y chupa su dedo pulgar como si fuera un chupete.

—Omer...—. Lo regaño y saca el dedo de su boca.

Kyomi viene detrás de mí y me toma de la tela del pantalón del pijama y empieza a tirar de él.

—Vamos a jugar—. Me pide

—No y cállate la boca que apenas son las cinco, mocosa.

—Por favor, grandote, vamos a jugar, porfa, porfa.

Me agacho a su altura y la miro directamente a los ojos, los flecos finos cubren su frente y el resto del cabello está envuelto en una coleta mal hecha, no le gusta que la peinen.

—Como no te calles, Pequeño loro, te voy a tirar en el bote de basura hasta que pase tu abuelo y te lance bien lejos.

—Hagamos eso—. Dice emocionada y no entiendo de dónde sacan tanta energía.

A diferencia de ella Omer es más callado y serio, pero a veces también me pide jugar al policía o que lo sostenga para mirar la televisión.

Kyomi en cambio es igual que Jimin, jode como nadie y siempre tiene la razón, consigue lo quiere a punta de chantajes y siempre anda metiéndose en lo que no le importa.

Jimin escogió el nombre de Kyomi y yo le agregué Gabriela, no hay que decir que es por mi padre. El nombre de Omer lo escogió él y me gustó mucho como para ponerle otro.

Me pongo de pie nuevamente para dirigirme a la cocina con Kyomi colgando de mi pierna y Omer viene a pasos lentos para que no note que se está chupando el dedo otra vez.

—Grandote vamos a jugar, no seas aburrido—. Insiste la niña y realmente la quiero lanzar al bote de la basura

—Ya te dije que no, cállate ve a jugar a las muñecas en tu recámara —. Le digo y pone los ojos en blanco

Omer observa todo desde el suelo y levanta los brazos para que lo suba en la alacena.

—Papi, Sube a Omer—. Pide él con los bracitos elevados y no lo dudo.

Él casi no habla asique cuando me pide algo no lo dudo y lo hago, cuando me pide sostenerlo lo hago y me quedo con él en mis piernas.

Lo sostengo y beso su frente para después dejarlo encima de la meseta y colocarle cereal y leche a su lado para que se desayuné.

—Vaya—. Dice ella con los brazos cruzados.— Si no orino como tú no me quieres.

Sus ojos brillan por las lágrimas y la sostengo en brazos cuando empieza a sollozar, llora desconsolada en mi cuello y cuando la dejo al lado de su hermano le guiña un ojo y me sonríe con descaro.

Me engañó otra vez, esa mocosa.

—Buenos días —. Saluda Jimin quien viene en traje desde el segundo piso y me da un beso en la boca y uno a cada uno de los niños.

Pasión Clandestina [ +21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora