Capitulo 1

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Aurora

El apareamiento.....

La impronta....

La pareja...

El amor verdadero....

Mientras crecía en una sociedad de lobos, escuchaba mucho estas palabras en nuestra aldea.

Sí, has leído bien. Una sociedad de lobos.

Soy un licántropo. Lo creas o no, existimos. De hecho, vivimos entre los humanos, sin que lo sepan.

Solemos deambular en nuestras formas humanas, y desarrollamos la capacidad de transformarnos en lobos una vez cumplidos los 18 años.

Y cuando eso sucede, encontramos a nuestra pareja.

Verás, la Diosa de la Luna designa a una persona significativa para todos y cada uno de nosotros. Y una vez que la encontramos, no amamos a nadie más que a esa persona durante el resto de nuestras vidas.

Sin embargo, no demasiados de nosotros tenemos esa oportunidad. En estos días, es raro que un lobo encuentre a su pareja.

Sobre todo porque nuestro número es cada vez menor, debido al constante hostigamiento por parte de los cazadores humanos y los rastreadores sin escrúpulos.

Mis padres fueron de los pocos afortunados que se casaron con su pareja.

Mi padre conoció a mi madre en una reunión de aldeas vecinas, y se enamoró profundamente de inmediato. Pero, desgraciadamente, murió al dar a luz a su hija Aurora. Es decir, a mí..

Mi padre se volvió a casa por pena, y su segunda esposa, que se convirtió en mi madrastra, tomó las riendas del hogar de los Craton.

Mi padre era un guerrero de nuestra manada, un gamma para ser más precisos, pero murió en acto de servicio cinco años atrás.

Me faltaban un par de días para cumplir los 18 años. Estaba nerviosa por conocer finalmente a mi lobo.

Y por algo más importante aún: encontrar a mi pareja.

-¡Aurora! ¿Has terminado con la colada? La cena está lista -gritó mi madrastra desde el interior de la casa.

-¡Ya voy, Montana! -respondí mientras colgaba la última prenda en el tendedero. Miré al cielo, disfrutando del calor que ofrecía el sol.

Era una estampa infrecuente, ya que vivíamos en una pequeña localidad llamada Iliamna, en Alaska.

Nuestra manada, la de la Luna de Sangre, vivía entre humanos  que no sabían de nuestra existencia.

Cuando entré en casa, me recibió la horrible sonrisa de mi madrastra.

-¿Por qué has tardado tanto? Me muero de hambre -dijo.

-Podrías haber empezado sin mí -comenté mientras me sentaba en la mesa y empezaba a comer.

Montana cocinaba unos platos excelentes, eso tenía que reconocerlo.

-Así que, Rory.... en un par de días serás mayor de edad, ¿verdad? -preguntó mi madrastra.

Levanté la vista de mi plato.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora