Capítulo 52 de 75 (Capítulo 16)

2.4K 213 15
                                    

AURORA

La Diosa de la Luna definitivamente me estaba castigando por algo que había hecho en una vida anterior.

Hacía una semana que habíamos vuelto de nuestro viaje, lo que significaba que hacía una semana que Wolfgang se había mudado a mi casa.

Decir que era una situación incómoda....vivir con mi pareja, la misma que, hacía apenas un par de meses, se había empeñado en rechazarme y me trataba como una basura, era quedarse corto.

Ahora se paseaba por mis dominios como un buen amo de casa: cocinando, limpiando, incluso lavando la ropa.

No podía negar que su cocina era magnífica. Pensé que podría tener sobrepeso por ello, pero seguía siendo súper incómodo.

-¿Cómo es la vida de un matrimonio hasta ahora? -preguntó Emma durante un videochat.

-Eso no tiene gracia, Em -le dije, poniendo los ojos en blanco.

Estaba sentada en el salón, usando FaceTime con mi mejor amiga y recorriendo Netflix en busca de algo interesante que ver.

Wolfgang estaba fuera en una reunión, así que tenía la casa para mí.

-Oh, vamos, Rors. No puede ser tan malo, ¿verdad? Es tu compañero, después de -le lancé una mirada asesina que la hizo callar de inmediato.

-No te atrevas a terminar esa frase -dije antes de volver a prestar atención al televisor.

-Cielos, has cambiado mucho. Me pregunto si te reconoceré cuando vuelva -dijo ella con un resoplido. Entonces su cara se iluminó de entusiasmo-. Hablando de eso, te vas a encontrar conmigo en la estación de autobuses, ¿verdad? Mamá no podrá, tiene turno de noche.

-Por supuesto. ¿Cuándo es la cita? -pregunté, a pesar de que ya sabía que día llegaba Emma.

-¡Aurora Craton! ¡Faltan tres días! Y te llamas a ti misma mi mejor amiga -resopló, negando con la cabeza, y yo no pude evitar reírme de ella.

-Bien, bien. El día once. El último autobús desde Washington, ¿verdad?

Su rostro se iluminó de inmediato.

-¡Sí! ¡Así que asegúrate de ser puntual! -ordeno.

Le devolví el saludo. Los dos nos echamos a reír mientras yo seguía consultando la lista de programas.

Habíamos seguido charlando de cosas al azar, cuando oí el tintineo de las llaves al abrirse la puerta principal.

-El marido ha vuelto. Será mejor que te deje, así podré daros un poco de intimidad -me miró con un gesto de las cejas antes de soplar un beso y colgar.

Suspiré y sacudí la cabeza, luego colgué el teléfono y me concentré en la pantalla del televisor.

-Hola -dijo Wolfgang con indiferencia. Se acercó y se sentó en el sofá a mi lado.

-¿Cómo te ha ido en la reunión? ¿Alguna pista sobre nuestro último enemigo? -pregunté, sin mirar en su dirección.

-Hasta ahora, nada. Es como si conocieran todos nuestros movimientos, cómo trabajamos aquí en la manada. Merodean por los límites de nuestro territorio, pero los rastreadores no han sido capaces de olerlos.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora