Capítulo 54 de 75 (Capítulo 18)

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AURORA

Después de aceptar tener una cita con Max, volví a casa, aún sin saber si era una buena idea o no.

Después de todo, todavía estaba emparejada con Wolfgang.

Al abrir la puerta, alguien cogió mi mano y me empujó contra la pared.

Cerré los ojos por la fuerza repentina al chocar mi espalda con la pared. Cuando los abrí, Wolfgang me tenía inmovilizada entre la pared y su cuerpo.

Sus ojos tenían una mirada amenazante que nunca había visto antes. Eran de un tono azul intenso, no el azul claro normal al que estaba acostumbrada.

-¿Qué demonios...?

Pero me puso la mano en la boca y me hizo callar mientras empezaba a olerme.

-¿Qué demonios? ¡Suéltame! -me conecté mentalmente con él.

Volvió a levantar la cabeza para mirarme mientras gruñía. Fue entonces cuando me di cuenta de que no era Wolfgang sino Cronnos quien había tomado el control.

Conseguí apartar su mano de mi boca.

-Cronnos. Deja que Wolfgang retome el control, ahora -le ordené.

Sin embargo, no cedió y su mirada se convirtió en una llama de lujuria. Sabía lo que significaba.

Podía sentir las chispas por todo mi cuerpo, y estaba seguro de que él también.

Rhea aullaba sin sentido en mi mente luchando contra mí  por el dominio, pero no podía dejar que se saliera con la suya.

No podía ceder.

Así que hable una vez más, esta vez con mucha más autoridad.

-¡Cronnos! ¡Ahora!

Se estremeció y luego resopló, antes de permitir que Wolfgang regresara.

Sus ojos azules de bebé regresaron. Entonces se dio cuenta de la postura en la que estábamos y se apartó de la pared.

-Lo siento -dijo en un susurró. Parecía vulnerable. Lo odiaba. Él no era la víctima. Yo lo era.

-¿Qué debemos hacer, Aurora? -preguntó Rhea en mi mente-. Deberíamos contarle lo de la cita con su beta, pero tengo miedo de que le arranque la cabeza a Max.

-Lo sé. Pero no sé cómo decirlo -le contesté.

Era cierto. No era como si yo fuera un monstruo sin corazón que pudiera decirle que iba a tener una cita con su segundo al mando y que él no tenía nada que decir al respecto.

Aun así, estaba en mi derecho, ¿no? Él había hecho lo mismo conmigo con Tallulah.

-¿Puedo preguntar...cuál es el asunto urgente que tenía Max contigo? -preguntó Wolfgang, interrumpiéndonos.

Rhea se encogió, atemorizada. Lo entendí totalmente.

Yo también quería huir, para evitar responder a esa pregunta, pero no podía hacerlo. Sería demasiado sospechoso. Tenía que actuar con calma.

-Oh, sí...necesitaba mi opinión sobre asuntos de chicas. Le dije que le ayudaría con eso mañana.

Sabía que estaba siendo una cobarde al no decirle la verdad, pero no me atrevía a contarle que mañana iba a tener una cita con otra persona.

Mucho menos, tratándose de su mejor amigo y segundo al mando.

Soy una persona horrible, y me voy a pudrir en el infierno por esto.

Me miró, como si se preguntara si estaba diciendo la verdad o no, antes de suspirar y asentir.

-Bueno, si eso es todo... Supongo que no hay nada de lo que preocuparme -dijo, sorprendiéndome.

-¿Eh? ¿Te he oído bien? ¿No te vas a poner celoso y posesivo conmigo por que mañana me voy a la ciudad con Max?

Sabía que estaba pisando terreno peligroso, pero tenía que asegurarme.

-Por una vez, no. Confió en ti, Aurora. Así que le daré a mi beta el beneficio de la duda -dijo haciéndome sentir aún peor.

-Bueno...yo...te lo agradezco -respondí. Por primera vez desde que había escapado de las garras de la muerte, me quedé sin palabras cuando se trataba de Wolfgang.

-De todos modos, me iré de la aldea esta noche. He ordenado a Kala que venga a prepararte la comida. Sé que tiendes a comer sólo comida basura, pero preferiría que comieras algo casero.

Cogió una bolsa de lona que no había notado que estaba junto a la puerta.

-No es necesito una niñera, ya sabes. Espera... ¿te vas? ¿Adónde vas? ¿No tenemos prohibido salir de la aldea debido a nuestra nueva amenaza enemiga? -le pregunté

-Mi gente, incluida tú, lo tiene. Pero yo soy el alfa. Puedo ir y venir a mi antojo -señaló. Me hizo un guiño antes de abrir la puerta-. Pero no te preocupes, no iré muy lejos. Sólo al pueblo vecino para una cumbre sobre esta situación. Volveré en tres o cuatro días. Hasta entonces, te ruego que, por una vez, me escuches y te quedes dentro de nuestra aldea. Ni se te ocurra ir a la frontera y mucho menos transformada.

Pude ver la preocupación en sus ojos.

No estaba seguro de irse o no, así que, por una vez, le obedecí y asentí.

-No me alejaré ni me adentré en el bosque.

Se relajó visiblemente.

-Bien. Nos vemos en tres días. Me sonrió antes de salir por la puerta.

-Bueno... esto ha resultado muy diferente a lo que había imaginado -dijo Rhea.

Estaba totalmente de acuerdo.

Tal vez era lo mejor que Wolfgang tuviera que irse. Me haría sentir menos culpable, vagando por la ciudad con Max como mi cita, sin él cerca.

Por la mañana acudiría a la cita con Max sólo para apaciguarlo, para demostrarle que definitivamente no estábamos destinados a estar juntos.

Estaba apareada con Wolfgang, aunque no lo reconociera como mi pareja. Todavía no me había rechazado, así que esto podría considerarse un engaño.

¿Pero no sería una represalia por lo que me hizo con Tallulah?

Sin embargo, aquello no era justo para ninguno de los dos.

Mañana le dejaría las cosas claras a Max.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora