Capítulo 9

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WOLFGANG

Ahora estaba seguro de que había perdido la cabeza.

¿Por qué demonios hice aquello?

Anoche, después de encontrarme con Aurora, no sólo le prohibí que saliera de la aldea, sino que volví a la mansión y le ordené a Remus que le dijera a la señora Kala que fuera a buscar a Aurora Craton de inmediato y que la trajera consigo como nueva empleada doméstica.

Pude ver la confusión en la cara de mi gamma mientras daba la orden. Yo mismo estaba confundido, pero no podía arriesgarme a dejarla allá fuera sin supervisión.

No después de escuchar sus pensamientos sobre abandonar la aldea.

Pero, ¿por qué me había enfadado tanto cuando me enteré de que estaba pensando en irse?

¿Por qué me importaba? No la quería como compañera, así que ¿por qué me puse tan furioso?

-Porque la amas, imbécil -opinó Cronnos, pero lo bloqueé.

-¿Estás seguro, alfa? Estamos hablando de la misma doncella que creías que había robado el uniforme la otra noche, ¿no es así? -preguntó Remus, como si no estuviera seguro de si yo estaba o no cuerdo.

-En efecto -confirmó, manteniendo la mirada fija en el expediente con toda la información sobre Aurora.

Todo. Desde su cumpleaños hasta sus certificados de estudios. Y todo parecía conducir a la misma conclusión.

Que era una chica del montón.

-¿Y la quieres de vuelta aquí en la casa de la manada, como asistenta? -insistió Remus, aún no convencido.

-¿Es que ahora tartamudeo? Que la señora Kala la traiga aquí a primera hora de la mañana. Y que la instalen en la habitación contigua a la mía -ordené. Miré a Remus, aún sin creer mis propias palabras.

-Pero, alfa, si la traes aquí como miembro del personal domestico, el lugar adecuado para ella sería el pabellón de las doncellas, en el primer piso -dijo Remus, incrédulo.

-Sé dónde están los aposentos del servicio, pero necesito vigilar de cerca a esa chica. Así que la acomodarás junto a mi habitación, ¿esta claro? -grité, perdiendo la paciencia y dando un puñetazo sobre el escritorio.

-¿Vigilar de cerca, alfa? -repitió Remus. Me di cuenta de que mi arrebato debía de haber disparado una alarma en mi muy observador gamma.

-No estamos seguros de si es realmente una ladrona o no. Su madrastra dijo que estaba angustiada por algo aquella noche. Así que me gustaría concederle el beneficio de la duda contratándola como doncella.

Hable sin mostrar emoción alguna, tratando de encubrir cualquier señal de otro posible interés en Aurora.

-¿Por qué no le asignas un guerrero que la vigile entonces, alfa? Traerla a la casa le daría libre acceso a todos los bienes valiosos que hay aquí.

Me enfureció que pudiera creer que Aurora era realmente una ladrona.

-¿De quién habrá sido la culpa?

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora