Strawberry [EunHae]

23.

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Día 1. Sábado

—¿Tienes sueño, Hyukkie? —

—Un poco, bebé. Pero me urgía ya un momento de calma para hablarte. Siento mucho que te enteraras así de que me fui —.

—Yo comprendo. Cualquiera se pone nervioso con tanto estrés y cambio de planes encima. No te mortifiques por eso. También fue culpa mía por no responder a tus llamadas —.

—Aunque yo también entiendo el motivo —.

—¿Qué comiste hoy? —

—Fui a un buffet que visitaba constantemente cuando estaba en la Universidad. Tiene las mejores alitas de la zona. Y si las acompañas con cerveza bien fría se vuelve el menú perfecto para sobrevivir por lo que queda del día —.

—Suena delicioso —.

—¿Qué comerás tú, precioso?

—Saldré en un rato para visitar a JungSoo. Tengo pensado cocinar con él para ayudarle a distraerse —.

—¿Irán todos los demás? —

—No esta vez. Kyu dijo que tenía que prepararse para su examen de la otra semana. Yesung se quedará en el trabajo hasta tarde. En cuanto a Hee... Es un poco extraño. Esta mañana salió desde temprano. Sospecho que iba a reunirse con alguien —.

—¿Siwon? —

—Lo dudo. A diferencia de otras ocasiones ahora sólo se dio un baño y se puso ropa deportiva. No había mucho empeño en su aspecto como cuando tiene citas de trabajo —.

—Quizá necesita tiempo a solas. ¿Se ha sentido mejor? —

—Me parece que intenta sobrellevarlo nada más. Y lo mismo ocurre con JungSoo. No hemos hablado de Sungmin ni nada por el estilo. Me siento algo... mh... perdido con respecto a ese tema. Estoy preocupado, e intento ser de ayuda, pero... —.

—¿Sí? —

—Siento que no estoy haciendo un buen papel como amigo. Yo no sé... cómo ayudarles. Tanto a Hee como a JungSoo —.

—No digas eso. Los acompañas ahora que están atravesando un momento complicado. Si bien no puedes meterte de lleno en sus asuntos para resolverlos pienso que significa muchísimo el hecho de estar pendiente de si ya comieron, si ya durmieron o si quieren distraerse con alguna actividad que involucre desprenderse momentáneamente de la presión que cargan. Haces lo suficiente por ambos —.

Gracias a la sensibilidad de la bocina DongHae consiguió escuchar el ruido de fondo que secundaba las palabras de Hyuk. Intuyó que salía de la cama porque se captaba el arrastre de sus sandalias al desplazarse por el espacio donde se hospedaba. Segundos atrás creía que en cualquier momento el pelinegro se rendiría ante el cansancio. En vista de que el tono de su voz se volvía ronco y débil al mismo tiempo imaginó que era cosa de tiempo para cortar la llamada. Pero no. Aparentemente los planes cambiaron porque se manifestó cierta actividad que despertó la curiosidad del escritor.

Llevaban alrededor de una hora al teléfono. Aprovecharon para conversar con calma acerca de los infortunios de los últimos dos días. Primero, Hyukjae despotricando contra la empresa que le movió los horarios sin algún tipo de consideración de por medio. Después, relatándole al castaño lo incómodo que estuvo el vuelo gracias a que una maravillosa pareja de personas de la tercera edad no paró de discutir por el orden en el que cada uno respectivamente tomaba los alimentos de su bandeja alegando qué debía ir al inicio y qué era de final.