Strawberry [EunHae]

36.

—No. No pienso irme. La idea de que siquiera lo propongas es absurda —dijo Lee Hyukjae con mucha tensión sobre su cuerpo.

—No parecer tener malas intenciones —se excusó Yesung viendo cómo el pelinegro no dejaba de caminar de lado a lado en la cocina. Temió que hiciera un agujero entre la encimera y el refrigerador.

—Pues allá afuera no fue precisamente el sujeto más amigable de todos —.

—¿Será porque lo estabas viendo como si también quisieras romperle un brazo?

—Gracioso —dijo Hyuk con una mueca burlesca e irónica.

—Gatito... —intervino Hae por primera vez desde que a Hyuk se le botó la paranoia cuando Yesung sugirió que se fuera a su reunión y él se quedaría con Hae para averiguar cuáles eran las intenciones de KiHyun. El duraznito consiguió posicionarse frente al pelinegro para detenerle en el ir y venir que lo sofocaba. Lo sostuvo de las manos para ayudarle a relajarse dentro de lo posible—. Ya hablamos de esto. Ignorar a tus jefes puede perjudicarte muchísimo —.

—No pienso dejarte solo con un imbécil que ni siquiera sabemos para qué diablos te busca. El hecho de estar al tanto de quién es debería ser suficiente para que no me insistas, Hae —dijo Hyuk igual de ansioso que antes. Pero, eso sí, modulando su voz ya que no quería ser brusco con el castañito.

—Tugui estará conmigo. En ningún momento pienso pedirle que nos deje solos. Si KiHyun quiere hablar lo hará con mi amigo presente —intentó persuadir Hae.

—El hecho de que no confíes en mi protección me ofende demasiado —intervino Yesung desde su lugar todavía comiendo del tazón de palomitas.

Antes de que el drama se desatara en su apartamento estaba viendo una película con Bolita. A quien, por cierto, tuvieron que llevar al apartamento de Hae antes de que se le lanzara a los mordiscos a KiHyun.

—No es que no confíe —suspiró Hyukjae relamiéndose los labios y negando al mismo tiempo—. Es... —cerró los ojos. Apretó su mandíbula—. Tengo temor de que se repita lo de la otra noche —se sinceró sin poder ver a Hae a los ojos.

Esta pequeña, pero valiosa confesión hizo que el corazón del castañito se estrujara hasta más no poder. Besó con cuidado los labios de su novio. Lo tomó por las mejillas.

—Voy a estar bien —dijo con una sonrisa que ansiaba darle confort—. Me mantendré enviando mensajes en todo momento —.

—Heechul está en camino —agregó Yesung a lo lejos. Lanzó una palomita al aire. La atrapó abriendo su boca en lo que fue una puntería exacta. Celebró con una sonrisa amplia. Y así puso fin a su glotonería ya que se levantó de la silla para caminar a donde la pareja—. Seremos tres contra uno. Mientras yo me encargo de buscar ayuda Hae te llama y Heechul se pone a pelear con la diva de allá afuera. ¿Eso te deja tranquilo? A mí me dejaría tranquilo. No has visto a Kim Heechul en acción. Créeme: es una joyita —.

Esto provocó que Hyukjae sonriera.

Yesung podría ser tan empresario como quisiera, pero muy en el fondo continuaba siendo ese loco sujeto que siempre los secundaba en todo.

—Supongo que es suficiente para que me pueda ir por un par de horas —.

—¡Eso, Gatito! —sonrió Hae besándole la mejilla de forma sonora. Hyukjae acarició sobre su nuca manteniendo contacto visual con él para ser claro en sus siguientes palabras.

—Tienes que cuidarte mucho, ¿si, bebé? Toma todas las precauciones necesarias —.

—No te preocupes, pastelito —le respondió Yesung colgando un brazo en los hombros de Hae y agitando de una forma ridícula y acelerada sus pestañas—. Estaré de maravilla esperando tu regreso —.