Capítulo 4

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Sacudió su cabeza, negando a sus propios pensamientos. Entonces escuchó movimientos al otro lado de la sala y vio a Mingi caminar hacia ellos, rascando la cabeza y con la camisa toda arrugada. Wooyoung se levantó enseguida, pero no dijo nada.

── ¿Qué hora es? ── Preguntó Mingi, bostezando.

── No lo sé... ── Ya se le había olvidado que eso era lo que quería saber desde que despertó. De pronto hasta sintió hambre también, quién sabe cuántas horas llevaban todos sin comer. Mingi caminó hacia un viejo escritorio a un lado de la sala, todo manchado de pintura y grasa, y con papeles regados encima, algunos pisados por una vieja computadora portátil que ya ni siquiera servía, pero allí encontró un pequeño reloj de bolsillo.

── Son las 3:25 de la tarde... ¿Ya comiste? ── Le preguntó a su hermano, caminando de nuevo hacia él y desordenando su cabello con una media sonrisa en la boca──. ¿Hace cuánto despertaste?

── Hm, hace unos minutos, no mucho. Hyung... ¿Saben algo...?

── No ──Mingi sabía a qué se refería con su pregunta, no era necesario que dijera más──, Hongjoong y Seonghwa fueron a buscar información, pero supongo que aún no regresan. Yeosang y Jongho fueron a vender los repuestos que preparamos. Aún necesitamos ese dinero, lo que ganamos de la pelea de anoche, bueno... Tuvimos que pagarle a Jin-Ah, así que no quedó mucho. ── Mingi le dirigió una mirada de reproche a un moribundo San, quien se la sostuvo con algo de orgullo en su expresión, al parecer ya habían hablado y Mingi no lucía nada feliz con la idea de tenerlo allí todavía──. Tú... Necesitamos hablar tan pronto como lleguen los demás, porque tú nos vas a ayudar a saldar esta deuda con tu padre.

Si Mingi no lucía feliz, Choi San tampoco. Wooyoung no lo conocía, pero podía intuir por las miradas que los dos se lanzaban, que debían tener un temperamento parecido. De hecho, Choi San parecía tener un carácter más difícil que su hermano.

── Yo no les voy a servir de nada. ── Replicó, con filo en sus palabras. De verdad quería ayudar, después de todo, les debía la vida, pero no podía engañarlos precisamente por esa misma razón.

── Entonces deberíamos echarte a la calle, ¿no?

── Ugh... Escucha... ¡Lo siento! ¿De acuerdo? No quería causarles más problemas, pero ya vieron que ellos estaban dispuestos a matarme. No sabía que más hacer. A mi padre no le interesa lo que pase conmigo, a menos que le genere alguna ganancia, él no moverá un dedo por mí. Se los aseguro...── Finalmente, y porque Wooyoung no se atrevió a tocarlo frente a su hermano, San se sentó──. Créanme, quiero ayudarlos, pero si piensan que pueden saldar su deuda regresándome con mi padre, no será así. Él terminará de matarme y a ustedes... No sé qué les haga.

── ¡Tú dijiste que se llevó a una chica como parte del pago! ¿Crees que... se lleve a alguien de nuestra zona? ── Wooyoung estaba asustado, la idea lo aterraba y no se molestaba en ocultarlo.

── Es lo que siempre hace. ── Respondió San, mirándose las manos para no verlos a ellos. Su padre era aún peor de lo que se atrevía a contarles.

La puerta pequeña del taller se abrió, interrumpiendo su conversación y robándoles la atenctón a todos. Hongjoong entró seguido de los demás, todos traían bolsas en sus manos y lucían lamentables. Venían enrojecidos por el sol y bañados en sudor, seguramente de tanto caminar por la ciudad. Wooyoung se apresuró hacia ellos, tomando a uno y al otro por las muñecas para arrastrarlos hacia adentro, impaciente. Les quitó las bolsas de las manos y las dejó sobre la plataforma en medio de la sala; era comida, podía olerlo, pero en esos momentos se había olvidado del hambre y de que no quería verlos a ninguno de ellos o afrontar sus preguntas. Él solo quería saber una cosa.

𝙎𝙩𝙧𝙚𝙚𝙩 𝙁𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora