Capítulo 14

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Está vivo.

Era todo lo que Wooyoung necesitaba escuchar. Esas dos cortas palabras le devolvieron a él, a Yunho y a todos sus amigos, el aliento que se les había escapado cuando vieron a Mingi en el suelo, bañado en su propia sangre. El caos renació, el bullicio no se dio a esperar; todos corrían de un lado para otro siguiendo las instrucciones de la sanadora. Kim Jin-Ah daba órdenes a cada uno para poder salvar a Mingi, pues tenían esperanza, pero nada estaba dicho aún. Moverlo en ese estado no era buena idea y lamentablemente la joven mujer no tenía lo necesario en su casa para tratar las heridas de Song Mingi.

── ¡Alguien llévese a Wooyoung de aquí! ── Gritó en un momento de exasperación. El pelinegro se rehusaba a apartarse de su hermano, de soltar su mano y su llanto que no daba tregua, ponía a la mujer aún más nerviosa. Entre Jongho y Yeosang se lo llevaron no muy lejos, intentando calmarlo. ── Necesito más de estas, dile a mi padre que las consiga en casa. ── Le dijo la sanadora a Yunho, quien había ido por todas las gasas y vendajes que tenían dentro del taller para que Jin-Ah pudiera detener el sangrado de las heridas del peleador. No había suficientes desde que gastaron muchas curando a Choi San, pero el señor Kim corrió apenas escuchó a su hija y fue en busca de todo lo que ella pudiera necesitar.

── Wooyoung-ah, necesito que me ayudes, ¿me oyes? ── La mujer le habló, pero no levantó la mirada de lo que hacía──. Yo te enseñé a detener una hemorragia y ahora tu hermano te necesita, pero debes calmarte primero.

El menor miró a los dos chicos que sostenían sus brazos, buscando alguna mirada de apoyo. Ambos le animaron a ir, Yeosang acarició la parte de atrás de su cabeza y le dio una palmadita en la espalda como señal de confianza.

── Ayúdala, Woonie. Tú lo has hecho muy bien antes, puedes hacerlo ahora. ¡Ve! ── Le dijo. Jongho lo soltó después de escuchar al mayor, asintiendo, de acuerdo con sus palabras.

Wooyoung no se veía del todo bien, pero al menos ya no lloraba tan desconsolado como antes. Se arrodilló de nuevo junto a su hermano y escuchó lo que la sanadora le indicaba con atención, y con manos temblorosas empezó a seguir sus instrucciones. Tenía miedo de hacer algo mal, pero más miedo le daba perder a su hermano, así que procuró no cometer errores, calmar el temblor de sus manos y dejar de pensar en que Mingi se estaba muriendo frente a él.

── Creo que llegamos en un pésimo momento. ── Un chico rubio, delgado y bajito hablaba con otro un poco más alto, también llevaba el cabello rubio, aunque no tan largo como el del primero.

── Aún así les fue mejor que a nosotros. ── Repuso con amargura, apoyado en el capó del auto en el que habían llegado.

── Yongbok, Hyunjin, cállense. Muestren respeto. ── Les regañó su líder en voz baja mientras esperaba a que Hongjoong regresara. Ellos no lucían mejor que los chicos del Halazia, sus rostros estaban oscurecidos y manchados de hollín, uno de ellos también había sido golpeado y era sostenido por otro chico de músculos grandes. Hongjoong lo reconoció, era el luchador de su grupo; Seo Changbin.

── ¿Qué quieren? ── Les preguntó sin rodeos. No quería separarse mucho tiempo de su amigo agonizante, pero tampoco quería tener más problemas──. Este no es un buen momento, Christopher.

── Puedo verlo. ── Replicó, sin ánimos de ser ofensivo──. Él estuvo aquí, ¿verdad? ──. Bangchan no tuvo que decir nombres, Hongjoong supo enseguida de quien hablaban.

── ¿Qué quieres? ── Repitió.

── También fue a vernos, antes de venir aquí estuvo en nuestro barrio, en nuestra zona. ── Hizo una pausa para tomar aire, sintiendo cómo volvía a llenarse de enojo y de impotencia al recordar lo ocurrido──. Sus hombres lo incendiaron todo... Casas, locales... Perdimos a mucha gente hoy.

𝙎𝙩𝙧𝙚𝙚𝙩 𝙁𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora