Capítulo 32

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Creyó que su corazón saldría corriendo de su pecho y que todo ocurría en cámara lenta; el avance del vehículo, la gente corriendo en la calle para evitar ser atropellada y la forma en la que sacó su pistola, apuntando a la camioneta para disparar desde allí, pero en realidad, todo pasó en segundos.

San no tenía la mejor puntería del grupo, pero era el único ahí arriba que tenía vista abierta hacia la calle, así que, aunque temía herir a alguien por accidente, sería peor si la camioneta seguía su curso, pues era evidente que su objetivo era llevarse por delante a quien estuviera en medio de la calle y quizá irrumpir en el callejón. Con lo que no contaba, o más bien no recordaba, era que las camionetas de su padre, el prestamista, eran blindadas y las balas que él disparó y que disparaban ahora los que estaban allá abajo, no le hacían nada. Los disparos solo consiguieron alertar a toda la muchedumbre y ahora todos huían de las calles, corrían por los callejones, escondiéndose en las casas más cercanas, provocando una estampida humana. Wooyoung llegó corriendo hasta donde estaba Choi San, justo a tiempo para ver la camioneta estrellarse contra las rejas que encerraban el callejón, tumbándolas y llevándose por delante a varias personas.

── ¡¿Qué carajos pasó, San?! ── Preguntó Wooyoung, desesperado por localizar a su hermano y sus amigos entre la multitud, pero parecía que era imposible.

── La camioneta apareció muy rápido, salió de la nada y se llevó todo por delante. Traté de dispararle al conductor, pero los vidrios están blindados, así que no pude...

── ¡No veo a Mingi! ¿Tú lo ves?

── ¡No veo a ninguno, Woo! Pero ellos deben estar bien. ── San trató de calmarlo, aunque sus manos estaban temblando también. Todo había ocurrido demasiado rápido y cada vez que se fijaba en la calle solo veía cuerpos heridos, ya fuese por la estampida o por el vehículo. De la camioneta salió el conductor, San y Wooyoung dispararon enseguida contra el sujeto; viendo cómo levantaba su mano con un artefacto en ella, pero justo antes de que pudiera hacer algo, una bala le impactó en la frente, justo en medio de las cejas. La pareja intercambió una mirada extrañada, sin saber de dónde había provenido aquel disparo, pero segundos después vieron al señor Kim abrirse paso entre la gente con su escopeta en mano. Detrás de él iban Hongjoong y Yeosang, quienes intentaban evacuar a las personas que corrían de un lado para otro, presas del caos.

── ¡Ahí viene otra! ── Gritó Wooyoung. Había alcanzo a ver otra camioneta aproximarse muy rápido, aunque no traía las luces encendidas.

── ¡¿Dónde?! ¡No veo nada! ── Por más que San lo intentó, solo pudo verla cuando ya estaba muy cerca de esa cuadra. Ambos hicieron disparos en aquella dirección, aunque no podían impactar al vehículo, al menos con ellos alertarían a los que seguían en la calle.

El viejo señor Kim, Hongjoong y Yeosang se quedaron en medio de la calle, los tres apuntaban hacia el auto en movimiento mientras que Choi San y Wooyoung les gritaban que se apartaran del camino; no les serviría de nada disparar contra la camioneta, y pronto se dieron cuenta de ello al ver que las balas no hacían daño alguno al vehículo. Hongjoong y Yeosang se apartaron instintivamente del camino, creyendo que el anciano haría lo mismo, pero el señor Kim se mantuvo firme, recargó la escopeta con dos proyectiles; apuntó sin temblar hacia una de las llantas del vehículo y disparó, haciendo que la llanta estallara, saliendo volando y que el vehículo se volteara sobre su propio eje, arrastrándose un par de metros no muy lejos de él. El pánico y los gritos cesaron por un segundo en el que todos parecieron congelarse ante la impresión de ver a aquel hombre mayor y canoso detener de un disparo a un auto que iba a toda velocidad. Nunca habían sentido tanta admiración por alguien como lo hacían en esos momentos.

Hongjoong y Yeosang corrieron enseguida hacia él, gritando y riendo por lo absurdamente asombroso que había sido aquello, pero el señor Kim seguía con su inmutable expresión de hastío.

𝙎𝙩𝙧𝙚𝙚𝙩 𝙁𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora