Capítulo 27

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El olor de la comida llegó hasta la habitación de Wooyoung, donde todavía dormía, o al menos hasta que su estómago le empezó a doler, reclamando un poco de esa comida que alguien preparaba en la cocina. Cuando abrió sus ojos, vio la espalda de Choi San, él también seguía durmiendo a su lado, por lo que no debía ser muy tarde, pues tenía la costumbre de despertar temprano todos los días.

Le habría encantado la idea de quedarse acostado junto a él, pero su estómago gruñía y lo que fuese que estuvieran preparando en la cocina, olía demasiado bien como para ignorarlo. No estaba seguro de si dejar que San siguiera durmiendo o si era mejor despertarlo para que fuese a desayunar con él, pero con lo poco que solía descansar, optó por dejarle tranquilo. Besó su espalda a la altura de su hombro y se bajó de la cama con cuidado, dejándolo allí para seguir el aroma de la carne cocinándose, casi levitando.

Justo como imaginó, la tía de San era la causante de que el pequeño apartamento estuviese lleno de ese delicioso aroma, cuando entró a la cocina la vio dejar frente a Mingi, sobre la mesa, un plato de sopa de costilla para que comiera. Le sorprendió ver que su hermano ya estaba ahí, pues ahora que su habitación estaba invadida, pasaba más tiempo en el taller. Wooyoung se acercó a él para saludarlo, besando su cabeza y recibiendo una tosca palmadita en el brazo como respuesta.

── Buenos días, tía. ── Saludó también a la mujer, quien dejó frente a él un plato de sopa igual que el de Mingi y otro con bibimbap; tenía todo lo que le gustaba en la mesa, sus guarniciones favoritas, carne e incluso dumplings humeantes recién hechos. Agarró sus palillos para comerse uno de esos rollitos primero y sin importarle que estuviera caliente se embutió un gran mordisco, deleitándose con el sabor y la textura de las verduras y el cerdo bien cocinados──. ¡Que buenísimos están! ¿Por qué hay tanta comida hoy?

── El carnicero nos envió un montón de carne en agradecimiento por haber ayudado a su hijo. ── Contestó Mingi, con la boca llena y sorbiendo desde el borde del platito, el caldo de costillas.

── Hay que comerla antes que se eche a perder, así que si quieres más me dices. ── Le dijo la señora──. ¿San-ah sigue durmiendo?

── Deberías ir a despertarlo... ── Mingi tocó el brazo de su hermano para llamar su atención──. Hongjoong adelantó las fechas del plan, hay que salir temprano hoy.

── No se preocupen. Wooyoung-ah, sigue comiendo, yo iré por San. ── La señora Park secó sus manos en el delantal que llevaba encima de su ropa y fue en busca de su sobrino, para alivio de Wooyoung, quien estaba muy a gusto dándose un bien merecido festín.

── ¡Qué bueno que era el hijo de un carnicero! ── Exclamó. Mingi se echó a reír al escucharlo, dándole toda la razón. Gracias a ello, ahora todos estaban comiendo muy bien──. Hm... Por cierto, ¿Cómo está eso de que adelantaron las fechas del plan?

Mingi se mostró algo incómodo ante su pregunta, o más bien molesto.

── Quieren que el robo se haga esta noche, pero también les preocupa que justo esta noche vuelvan los hombres de Choi a querer lastimar a alguien.

Wooyoung se quedó contemplando el pedazo de costilla frente a él, procesando la información que su hermano acababa de darle. Estaba de acuerdo con las decisiones de su grupo y compartía también la misma preocupación, pero estaba extrañamente optimista y de buen humor esa mañana, por lo que le dio una gran mordida a la carne, encogió sus hombros y siguió comiendo.

── Será mejor que coma bastante, entonces. ── Balbuceó con la boca llena──. Ya sabes, para tener energías o por si es mi última cena.

El rubio sacudió la cabeza con incredulidad, rendido con su hermano. Dejó el plato ya vació a un lado y estiró la mano para alcanzar un trocito de carne del bulgogi que estaba en medio de la mesa. Choi San se les unió al fin, llegó con la marca de las sábanas en su mejilla y el cabello desordenado, como si haberse despertado hubiese sido una odisea. Mingi se burló de él, pero el muchacho ya estaba más pendiente de comer que de responderle a cualquiera, ni siquiera a Wooyoung le dio los buenos días, solo tenía ojos para la comida.

𝙎𝙩𝙧𝙚𝙚𝙩 𝙁𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora