Capítulo 28

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── El pequeño grupo que había salido para el primer recorrido se reencontró de nuevo a la entrada del taller, los demás ya estaban haciendo sus rondas y mientras que algunos se iban a descansar, otros decidieron continuar hasta el amanecer. Mingi seguía despierto a pesar de los regaños de la tía Park, incluso había salido para alcanzar a despedirse de su hermanito. Yeosang, Jongho y Hongjoong ya estaban adentro de la van del grupo, con el mayor de ellos al volante.

── ¡Ya suéltalo, Mingi-ah! ¡No se va para la guerra! ── Le gritó el peli-azul, asomado en la ventana, bastante impaciente con la dramática despedida de los hermanos. No era la primera vez que hacían algo parecido, pero sí debía reconocer que esta noche el peligro era más alto y no se comparaba con ir por las calles del norte agarrando cualquier cosa que encontraran mal puestas.

── Nos vemos pronto, Woonie. ──Dijo Mingi, pasando sus dedos sobre el cabello azabache de su hermano, como acostumbraba, para desordenar un poco su peinado──. Mañana ve a cortarte el pelo, ¿de acuerdo? Ya está muy largo.

── Sí, sí, lo haré, pero ya entra, hace mucho frío y te dará fiebre de nuevo. ── Wooyoung lo empujó suavemente hacia Choi San, dejándolo a su cargo──. Cuídalo, San-ah, haz que duerma, ¿Sí?

── Erh... Sí, claro ──dijo él, no muy convencido de la idea──. Lo que tú pidas. Cuídate tú también, no se expongan si no es necesario. ── El muchacho dejó un corto beso en los labios ajenos, muy breve, y lo dejó partir.

Unos cuantos vecinos seguían allí esperando para verlos partir, pero en cuanto la van dobló la esquina, cada uno marchó hacia sus casas, excepto por San y Mingi, y la tía Park quien los esperaba de pie junto a la puerta del taller. San puso una mano en la espalda del otro peleador, llevándolo adentro, y el rubio se dejó guiar, demasiado preocupado por su hermano como para actuar arisco con su cuñado. De cualquier manera, ya se había acostumbrado a San, se había ganado su confianza y sabía que esa noche, el único que compartía sus incertidumbres, era él.

La armería estaba en el Centro, pero más hacia el noreste que hacia el sur. No era una de las tiendas más grandes, ni la más surtida, pero definitivamente sí era la más fácil de robar. El local era uno de muchos de los que existían en el nuevo Seúl, solo una sucursal que poseía un ex militar de alto rango que se había retirado hacía mucho, justo después de las revueltas sociales. Él mismo había liderado algunos operativos del ejercito contra la ciudadanía, ganándose el repudio de la gente del sur, de ahí que ninguno sintiera algún tipo de pena o remordimiento por asaltar el local.

Jongho iba cantando una canción del único CD que leyó el equipo de sonido de la van, torturando a sus amigos con la misma melodía que repetía como por quinta vez. Hongjoong empezaba a lamentarse haber ido con ellos, pero más se lamentaba Wooyoung por haber querido ir en la parte de atrás junto al menor. El único que parecía imperturbable con el pequeño concierto privado del muchacho, era Yeosang, que hasta iba sonriendo en el asiento del copiloto, moviendo sus dedos al ritmo de la música.

── ¡YA! ¡Basta! Te lo ruego, ya cállate, Jongho o te meteré una patada para que te calles. ── Exclamó un muy exasperado Wooyoung. Jongho lo ignoró y le siguió cantando ahora con más sentimiento, exagerando las muecas de su boca al cantar. ── Hyung, ¡de regreso que se venga a pie! O que se venga en el techo.

── Hasta en el techo lo escucharíamos cantar. ── Repuso el mayor, sin dejar de mirar el camino, cuestionándose hasta su propia existencia──. Jongho, para ya, por favor. Estamos casi cerca, es mejor que se preparen y dejen de jugar.

── Sí, señor. ── Le respondió con un tono burlesco, parodiando un saludo militar, pero finalmente dejó de cantar, y se asomó por el respaldo del asiento de Yeosang para ver por dónde iban. Wooyoung lo imitó, ambos veían ahora hacia la calle a través del vidrio de la van. Yunho y Seonghwa trabajaron en los polarizados toda la tarde, así que la calle se veía más oscura de lo normal, pero enseguida se ubicaron; ya estaban cerca y los nervios empezaron a hacerse notar.

𝙎𝙩𝙧𝙚𝙚𝙩 𝙁𝙞𝙜𝙝𝙩𝙚𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora