Cuando Chanyeol regresó a Seúl, jamás imaginaría que dejaría sus maletas botadas en el aeropuerto para correr y encontrarse afuera de esa iglesia donde sería el testigo de la unión entre quien fuera el amor de su vida y su ahora ex mejor amigo; tamp...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
⚠️⚠️Escena +18⚠️⚠️
— En verdad quisimos estar ahí, pero mi mamá cumplió sus sesenta años y decidimos hacerle un gran festejo en la que vino toda su familia, simplemente nos era imposible ir, pero ¡Dios! Hubiéramos amado ver sus feas caras llorar. Yo también habría llorado de emoción al verlos —escuchó de fondo la voz de Jongin, entre tanto dio un trago de agua al vaso que se acababa de servir.
— Definitivamente, y habrían sido tres caras feas llorando de emoción —Kyungsoo respondió lo que casi le hizo escupir el agua, mientras que Baekhyun desde el sofá soltó una fuerte carcajada, de aquellas que se te contagiaban al segundo.
Chanyeol rió desde la cocina, pero no pudo hacer aquello por mucho más tiempo porque se quedó completamente absorto en la imagen de su esposo que reía y hablaba con sus amigos que les habían hecho una videollamada para tener más detalles de la fiesta de Junmyeon y su pedida de mano.
Y mientras veía a Baekhyun interactuar con ellos, le era un poco difícil comprender que dentro de tres semanas cumplirían sus cuatro años de casados, cuatro maravillosos años de matrimonio.
Aunque como todo en la vida, habían tenido sus diferencias, sobre todo con la crianza de Hyunjin y debía aceptar que mucho había sido su culpa porque se descubrió siendo un padre consentidor, celoso, protector y si por él fuera, seguiría siendo así, pero Baekhyun ya lo había sentenciado y entendía por qué lo hacía, no quería que Hyunjin creciera como un chiquillo malcriado y que no aprendiera el valor de las cosas y a esforzarse en la vida, quería que su hijo supiera moverse en ese mundo y Chanyeol era consciente de que Baekhyun sería más que capaz de inculcarle esos valores e ideales a su hijo.
Pero él tenía momentos difíciles tratando de seguir esos mismos ideales, más porque se encontró a sí mismo amando mucho a su hijo y él quería ser un padre presente, uno que siempre estuviera ahí cuando lo necesitara, cuando no también y quería que Hyunjin supiera que podía confiar en él, que supiera que su papá estaba ahí siempre apoyándolo sin importar nada más en el mundo.
No era fácil, criar a un hijo era una tarea muy complicada, pero lo amaba, amaba con todo su corazón ser padre y sabía que eso era por su hermoso Hyunjin, por esa conexión que se creó desde que ese pequeño estaba en su vientre y, sobre todo, por Baekhyun.
Por Baekhyun es que amaba ser padre, esposo, y realmente se moría de ganas de tener una hija y así tener la parejita, sería realmente hermoso tener a su Eunji que también se pareciera a ese chico de cabellos decolorados que de reojo le miraba y sonreía haciéndole señas que fuera con él.
Chanyeol sonrió y dejó su vaso en el fregadero y caminó hacia Baekhyun no dejándolo de ver ni un segundo, pero en lugar de sentarse en el sofá, lo hizo en la mesita de centro de la sala de estar y se le quedó mirando fijamente, concentrado sólo en él al grado que no registró nada de lo que esos tres hablaban.
