✨Extra Tres✨

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Ocho meses después

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Ocho meses después

Exhaló profundo y se dejó caer sobre el suelo. Estaba exhausto, bañado en sudor y sentía que las piernas le temblaban por completo y estaba loco, debió hacer caso a su madre cuando le dijo que una mudanza en medio del embarazo de Baekhyun era una locura, y más por todo el trabajo que estaban teniendo en la compañía.

Aun así, quiso confiar en que tendría el tiempo más que suficiente para remodelar la casa, arreglar las habitaciones de sus hijos y hasta tendrían tiempo de sobra para disfrutar de un descanso antes del nacimiento de su hija. Pero subestimó el trabajo, y aunque las últimas semanas sus amigos los ayudaron a arreglar todo, ese era la última semana antes del parto programado y se encontraban solos en casa, con él tirado en el suelo de la habitación de Eunji respirando muy agitado entretanto Hyunjin trataba de levantarlo jalándole un brazo y Baekhyun reía mientras negaba y doblaba la ropa que había lavado de su pequeña y que era guardada en una cómoda.

Se quedó mirando a su esposo y sus casi nueve meses de embarazo y, de repente, se sintió revitalizado.

— ¡Papi, papi! Mi papá no leacciona —Hyunjin dijo a Baekhyun, quien peinó sus cabellos nuevamente castaños hacia atrás y supo que tuvo una muy boba expresión en su rostro cuando vio aquella acción.

Baekhyun entonces le miró, y le regaló una de las sonrisas más hermosas que pudo ver en su vida.

Aunque todas las de Baekhyun lo eran.

— ¡Oh, no! —Baekhyun exclamó con fingida sorpresa—. Creo que lo que tu papi necesita es al doctor Hyunjin, ¡ve por tu maletín, hijo! —su esposo miró a su pequeño, el que abrió más sus ojitos y, como si se tratara de una emergencia, se puso de pie y salió corriendo hacia su propia habitación.

Cuando Hyunjin salió no pudo evitar reír suavemente y soltar un suspiro pesado, más al ver que el armario de madera blanca y pesada seguía a mitad de la habitación y aún tenía que moverla.

Afortunadamente los repartidores de la mueblería le habían ayudado a subir el mueble a la segunda planta, pero se dio cuenta que el lugar donde la dejaron no había sido el indicado y tenía que moverla al otro extremo de la habitación, por lo que se había encargado de hacer eso y no habría sido demasiado problema si no hubiera hecho todo ese esfuerzo de los días, semanas, meses anteriores que tenían sus fuerzas drenadas.

— Lo que necesito pare recargar mis energías, es un beso de mi esposo —miró al castaño, y estiró sus labios esperando un beso de él.

Este inmediatamente rió, y le lanzó un zapatito de crochet de Eunji que atrapó sin ninguna dificultad en su mano; cuando vio el hilo lila entretejido que Dami les había regalado, su corazón latió más emocionado al saber que en nada tendría a su hija entre sus brazos.

Before The Flowers BloomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora