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POV GRAHAM

Trabajar durante tantas horas casi todos los días de la semana era más o menos aceptable siempre y cuándo no tuviera a mi padre delante robandome las energías como un sucubo.

Bob ya no venia tanto a la empresa, por fortuna, pero cuando lo hacía todos se ponían mortalmente nerviosos, inclusive yo, más que nada yo.

-todavía recuerdo cuando funde esta empresa...la tiraste abajo realmente-decía caminando por mi oficina, su andar me molestaba, toda su presencia aún poderosa lo hacía

-¿que querés, Bob? estoy trabajando

-si esto es trabajar...

-¿porque no tomas un café y hablamos después?

-si, Graham, tengo todo el tiempo del mundo para gastarlo con vos

-¿porque no dejas de hacernos gastar el tiempo a los dos, entonces, y me decís que necesitas?

-como sabrás, o seguramente no, dado que tu madre y yo parecemos estar muertos para vos, este domingo es nuestro aniversario

-que lindo que hayas podido encontrar a alguien que te aguante cincuenta años

-¿envidia?

-no, papá, ¿que voy a envidiarte? ¿qué no tengas a nadie que se encargue sistemáticamente de alejarte a todas las personas que te puedan amar? ¿es broma? estoy feliz de estar solo completamente gracias a mis padres, de hecho, gracias por hacer de mi vida un paraíso

-ay Graham, las ironias conmigo...¿tanto crees poder subestimarme a mi?

Suspire y dejé la pluma en el escritorio

-¿que deseas?

-haremos, naturalmente, una reunión en  la casa, quiero que asistas y lleves al mocoso...

-mi hijo se llama Simón

-si bueno, vayan, de traje, en tu caso uno bueno, no como el que tenes ahora

Bob finalmente se fue y pude terminar mi jornada laboral más o menos de forma decente.

●●●

Las fiestas y reuniones que organizaban Bob y Pauline eran por mucho la cosa más aburrida y artificial del planeta tierra.
familia y amigos, conocidos, empresarios importantes tan viejos y tan amargados como él.
todos vestidos de gala, cenando platos exuberantemente ridículos mientras se embriagaban con champagne caro.

Casi tuve que rogarle a Simón acompañarme y básicamente suplicar que se pusiera un traje, pero ahí estábamos,aunque no solos

-papá, te presento a Joseph, mi compañero

Bob miró a Joe de arriba a abajo mientras él le extendía la mano y sonreía amable.

-la invitación era para ustedes dos-dijo fulminandome con la mirada. no iba a hacer ningún escándalo, naturalmente, Bob era un perro que ladraba y mordia, pero con modales de la alta sociedad.

-encantado, señor Coxon, un placer conocerlo-dijo Joe bajando su mano y estrechandola con la de mi padre que a duras penas se la sostuvo

-pero ¿usted que se cree?

-no vamos a hacer el ridículo delante de tanta gente elegante ¿eh?

-retirese inmediatamente de...

-no me agrada, ni yo a usted, totalmente entendido, pero soy el compañero de su hijo, he venido a su aniversario y vamos a mantener las formas como corresponde

Joe acababa de hacer algo que jamás nadie había podido hacer: dejar boquiabierto a mi padre.

Nos sentamos los tres en nuestra mesa asignada y empezamos a cenar, o eso se intentó

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