5: ¿Que hay de nuevo?

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No era posible, él estaba ahí, frente a mí, luego de casi cinco años. Me tapé la boca con una sonrisa y no pude evitar que los ojos se me aguaran.

En ese momento agradecí que mis padres hubieran salido, no creo que les hubiera gustado mucho ver a Filis.

—No... Manches...— Atiné a decir mientras lágrimas corrían por mis mejillas.

Corrí hacia él y lo abracé, era un abrazo necesitado, él reía tiernamente y yo solo lloraba de felicidad, aspirando su olor por fin, ese que me volvía loca. No estaba soñando, él estaba ahí, era de carne y hueso.

—Dios mío ¿Que haces aquí Fili?— Fué lo único que logré decir entre lágrimas.

—No podía no venir a visitar a la mejor mujer del universo— Respondió con emoción besando mi frente.

—No te imaginas cuánto te extrañé— Musité contra su pecho.

—Yo mucho más— Contestó con una risita.

Volteé a ver a Juan y a Ari señalándolos con mi dedo índice entre risas. Miré a Juan primero y él soltó esa risa de delfín que lo caracteriza.

—Tu sabías perro. Yo no sabía que el Filis era repartidor de cubrepezones.— Reímos y Filis solo nos miraba confundido.— Y tu, pendeja— Señalé a Ari— Tu me estabas distrayendo.

—Era una sorpresa ¿Que esperabas?— Rió mi hermana.

Pues si, tenía un buen punto ahí.

—Bueno, nosotros los dejamos que conversen. Vamos Abi.— Dijo Juan y le agarró la mano a Ari para luego salir.

—¡Usen condón!— Les grité y reí.

—¡Cállate babosa, toy chiquita!— Escuché el grito de mi hermana.

—¡Pero bien que los besos que se estaban dando no eran chiquitos!.

Luego de un momento en el que solté una carcajada me volteé y ví a Filis, que estaba con una cara de confusión muy graciosa.

—¿Esos dos se traen algo?— Preguntó en voz baja.

—Es complicado— Reí.

—No mames, parece que fué ayer cuando estaba jugando con ella a las princesas, crecen muy rápido— Fingió limpiarse una lágrima y reí.

Yo me senté en mi cama y le hice una seña para que se sentara a mi lado. Él me sonrió y se sentó en la orilla de la cama.

—Cuéntame ¿Cómo te ha ido?— Preguntó con una sonrisa hermosa en su rostro, como siempre.

—Pues bien, supongo. La verdad la vida en el internado era bastante monótona así que no podría contarte mucho... Pero ahorita estoy estudiando en la única universidad de Monterrey que me gusta, si no me aceptaban iba a tener que irme con los chilangos y no quería. Lo único malo es que nos explotan bien cabrón.— Reí.

—Claro que te iban a aceptar, son afortunados de tenerte.— Contestó con una risa leve tomando mi mejilla y acariciándola.— Y por lo de la explotación, así son las universidades chiqui, pero si necesitas ayuda no dudes en decirme.

—Gracias Fili, claro que si.

Reí mirándolo y me acordé de otra cosa.

—Uh, y ¿Te acuerdas de Fabián?— Pregunté.

—Mmm si, el idiota que te jodía siempre en la escuela ¿Que pasó con él?.— Respondió y se me borró la sonrisa.

—Emm... Si... Él empezó a estudiar conmigo en el internado y... Es mi novio.— Solté.

𝐄𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐢 (𝐅𝐢𝐥𝐢𝐬𝐱𝐀𝐦𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora