17: Nos estamos yendo

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Al día siguiente en la mañana decidí ir al gimnasio un rato. Me desperté abrazando a Filis, definitivamente la mejor manera de derpertarse del mundo. Me intenté levantar pero él me detuvo medio dormido, abrazándome con más fuerza.

Sonreí y acaricié su cabello con cariño antes de dejar un pequeño beso en su frente.

—Amor... Me tengo que levantar...— Le digo mientras acaricio su cabello.

Él niega con la cabeza y se acurruca más junto a mi, abrazándome aún más fuerte.

De repente suena el teléfono de Filis y cuando él se voltea para tomarlo aprovecho para levantarme de la cama, estirandome y sonriendo.

Lo ví ver su teléfono y contentar su llamada, yéndose a hablar al balcón de la habitación.

Me pareció raro ya que él nunca tenía problemas en contestar su teléfono frente a mi, pero decidí darle su espacio e irme a bañar.

Cuando salí, me vestí para irme al gimnasio y solo cuando me estaba peinando frente al espejo lo ví acercarse y abrazarme por detrás.

Le sonreí y me volteé para abrazarlo y darle un abrazo y un beso de buenos días.

—Buenos días, bebi— Dijo él con una sonrisa.

—Buenos días, mi vida— Contesté besando su mejilla.

—¿A donde vas?

—Al gimnasio ¿Me quieres acompañar?

Recibí una negación con su cabeza ante la pregunta y un beso en la frente.

—A lo mejor y te alcanzo allá en un rato. Voy a ver a mi mamá.— Dijo él mientras sostenía mi cintura.

—Está bien... Entonces me avisas cuando salgas y yo te digo si sigo en el gimnasio o ya estoy aquí.

Luego de un buen rato, Filis llega al gimnasio mientras yo sigo entrenando con mi entrenador.

Decidimos hacer unos rounds suaves de box mi entrenador y yo y estábamos en el ring cuando veo a Filis llegar y sentarse en las bancas. Le sonrío y él también me sonríe mientras empezamos ya el cuarto round mi entrenador llamado Damían y yo.

No puedo negar que él estaba tratando de no pegarme tan fuerte, pero tampoco estaba siendo delicado conmigo. Yo, a la par, me defendía, dándole golpes fuertes en el abdomen y la cara.

En un momento, lo acorralo en la esquina del ring y lo golpeo con fuerza, él de repente me detiene y yo lo miro con una sonrisa, quitandome los guantes.

—Me ganaste ésta vez, guapa.— Dijo Damián mientras se quitaba todo el casco y las protecciones.

—Y dos de los rounds anteriores también te gané— Suelto una carcajada, viendo cómo Damián se volteaba para ver a Filis, aún desde el ring.

—¡Tu esposa es pinches Terminator!— Dijo él riendo mientras Filis le dió una sonrisa que a kilómetros se podía notar que era falsa.

—A ver, yo quiero que me pegue— Dice Filis, levantándose y caminando hacia el ring.

—¿Eh? No, yo no te puedo pegar...— Le digo a Filis mientras veo como él se sube al ring.

—Claro que puedes, chingona— Dice Damián mientras me mira y luego mira a Filis.— Te recomiendo que te pongas un chaleco de protección. Tu mujer es preciosa, pero pega unos golpes que te cagas.

Filis por alguna razón estaba fulminando con la mirada a Damián, y yo sabía la razón: Estaba celoso.

Eso era raro en él, Filis no era celoso y nunca durante todos nuestros años de relación lo había sido. Definitivamente algo estaba raro en el últimamente y eso me asustaba porque no quería que nuestro matrimonio se arriesgara por lo que fuera que estuviera pasando.

𝐄𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐭𝐢 (𝐅𝐢𝐥𝐢𝐬𝐱𝐀𝐦𝐚)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora