Capítulo 1: Examen de Cálculo

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Un mes, un mes y toda la mierda que era la preparatoria terminaría. Iría a la universidad de Nueva York donde los días eran la noche, o lo que sea que eso significará.

Lunes por la tarde, Mon-el salía de su última clase. Corrió hacia su casillero donde dejó su libro gastado de Cálculo Avanzado y se enojo de haber perdido el de Ciencias de la Naturaleza.

Kara, se dijo mentalmente.

¡Por supuesto, su novia lo salvaría porque tomaban la misma clase!

Mon-el corrió a los salones del tercer piso donde Kara tendría Letras. Chocando contra alumnos que abandonaban sus aulas, llegó donde su novia salía con sus libros a toda velocidad.

—¡Kara! —gritó, llamando la atención de la rubia que no parecía feliz de que la detuvieran.

—¡Mon-el, lo siento, pero se me hace tarde para mi ensayo con las porristas!

—Oh, bien. Entiendo. Pero me gustaría que me prestaras tu libro de Ciencias. Ya sabes, perdí el mío. —Si era lo suficientemente astuto, podría convencerla de dejar sus asuntos y bajar hasta los casilleros para dárselo.

—Querrás decir que lo quemaste junto con el resto del laboratorio de ciencias —dijo Kara, rodando los ojos por lo mal que la pasó ese día—. Perdón, pero tengo prisa.

Una mano la regresó otra vez hacia Mon-el.

—Por favor, no te servirá y lo necesito. ¡Danvers me reprobará si no llegó con el libro! —suplicó, jalando del brazo de Kara evitando que se fuera.

—¡Bien! Ten —Kara ya estaba por matarlo con la mirada cuando le entregó las llaves de su casillero—. El código es 2410. No hagas nada tonto.

—¡Te amo!

Mon-el le dio un efusivo y nada discreto o suave beso en los labios y salió corriendo nuevamente. Kara rodó los ojos con una mueca y se fue al otro lado.

El chico de barba desaliñada abrió el casillero de su novia, mucho rojo para su gusto. Kara tenía sus cuadernos apilados en la izquierda, una bolsa de maquillaje sobre ellos. Stickers de Harry Potter, Supergirl y cachorros con rostros tiernos pegados por todos lados. Una insignia de Supergirl y otra del andén 9¾ en la puerta con collares y accesorios. Barras de cereal achocolatado, frituras y paletas en el apartado superior, ¿Se molestaría su novia si tomaba una?

Entre varias cosas más, habían fotos de Kara y sus amigas, con su primo y Alex Danvers, su casi hermana a la que no le era de mucho agrado como el padre de ésta, como si los Danvers le tuvieran un odio heredado.

Algo que lo desconcertó fue que, la única foto que quedaba ahí de él con Kara solos, era una donde el equipo de porristas ganó un premio el año pasado y Kara se tomó la foto con él mientras las demás chicas se alzaban con el trofeo. ¿Dónde quedaron sus fotos en la playa o en su viaje a Canadá? Todas ellas tapizaban el casillero de Kara hasta donde su memoria recordó.

Otra cosa que notó, fue que Kara tenía un par de fotos con Lena. En realidad, tenía varias con Lena. Y no sólo de ella con Lena, sino de únicamente Lena. Lena comiendo helado, Lena con traje, Lena entre cachorros, Lena haciendo una cara tonta, Lena leyendo, Lena riendo, Lena con un puchero, Lena distraída. Lena, Lena, Lena.

Después de Año Nuevo, Kara salía con Lena y sus amigos más a menudo. No salía tanto hasta donde sabía. Quizás el que la adorada hija que su madre deseo consolara a Kara las había acercado tanto para ser buenas amigas. ¡Tal vez, las mejores amigas! Y si Kara era feliz, él lo sería. Novia feliz, vida feliz.

 Novia feliz, vida feliz

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