A sus ojos, esa mañana era más gris que otra, el sol brillaba como cualquier inicio del verano, pero, para él, era gris.
Nunca se imaginó en esa posición, frente a dos cajas de madera fina y resaltes de plata y oro. No se imaginó frente a dos agujeros enormes en el suelo, donde las cajas serían puestas. No se imaginó frente a dos lápidas con los nombres de sus padres tallados en ellas. Se imaginó una graduación espectacular donde llegaría con su certificado y su madre le tomaría fotos vestido elegantemente junto a Kara. Su padre le prestaría el auto y se divertiría con sus amigos y su novia.
Alguien tocó su hombro y volteó de soslayo. Korian.
—Es hora de irnos, Mon-el —dijo el hombre entre una fúnebre tristeza y rasgos comunes hacia él de molestia.
¿Qué pasaría con él? Tenía varias alternativas, su abuela materna por ejemplo, ella era muy linda. Su tía Febe no era opción, estaba demasiado ocupada haciendo que por fin un matrimonio le funcionara. Con su tía Temis tenía una buena oportunidad, era joven y sin compromiso más que con el trabajo y su vida personal. Sin embargo, ya tenía suficiente de la juventud.
Korian observó de reojo que su nieto lo seguía, para él ahora quedaba ver quién de sus hijos podría cuidarlo. Arcelia sería una buena opción si no fuera tan liberal y complaciente como Lar, Mon-el seguramente se aprovecharía del buen corazón de su hija para hacer sus idioteces. Gavin, por otro lado, era como él e imponía respeto y carácter, lo que le faltaba a su nieto.
—Abuelo.
—Dime.
—¿Puedo quedarme contigo? —Korian se detuvo en su lugar y miró con una ceja alzada al chico guardando para sí lo sorpresivo que la pregunta le pareció.
—Está bien, pero luego te irás con tu tío Gavin a...
—No, quiero quedarme contigo.
Korian subió al auto, esperando a que su nieto hiciera lo mismo. Suspiró y dijo...
—No sé a qué juegas, pero si...
—No estoy jugando. Quiero irme contigo —interrumpió el chico para el desagrado del hombre. Korian lo observó con desdén, pero algo en esa manera que Mon-el le devolvió la mirada lo hizo interesarse más—. Quiero saber todo de Daxam Corporation y manejarlo.
—¿Tú? Saliste con notas apenas pasables y, ¿piensas que puedes con ello? —Mon-el no bajó la cabeza, esta vez no. A Korian le gustó esa forma de imponerse—. No estás hecho para esto.
—¡Cállate! —gritó el chico. El chófer se removió en su asiento, conocía la relación de ambos, estaba sorprendido—. ¿Crees que no lo sé? Sé que no soy tan listo, que no soy como la perfecta Lena. Yo no tengo el talento que ella tiene, ¡pero voy a esforzarme y daré todo de mí!
—¿Y crees ser suficiente? —preguntó con altivez.
Lena nunca lo creyó de ella y llegó más lejos que nadie, se animó.
—¡Deja de burlarte! ¡Estoy harto de tus burlas, de que me mires como una cucaracha! ¡No soy nadie más que un idiota, tonto y sin talento, pero voy a hacerlo! Ya me cansé de ser la burla de personas como tú, de que me vean la cara. ¡Siempre es lo mismo, haciéndome menos! —Mon-el apretó los dientes—. ¿Que no soy suficiente? ¡No lo soy, pero lo seré! No para ti, ni para nadie más que yo.
—El coraje de un egoísta.
—Soy egoísta, siempre lo he sido y, ahora que lo necesito, lo seré.
Korian sostuvo su mirada, no se veía como el mismo chico que se tragaba sus palabras o las usaba para despistarlo. Se veía...diferente. Más sufrido y menos despreocupado. Con la fuerza de alguien que no sabe a dónde ir pero que lo necesita desesperadamente.
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Serás Mía
FanfictionMon-el ha dado por hecho su vida, con el estatus y la economía de una familia de la alta sociedad, así como ser bendecido con un talento atlético y la simpatía con la que ha ganado la popularidad de la preparatoria, no desea cambiar su ritmo de un a...