Capítulo 8: Fisura

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Siete minutos después, Mon-el dio con Kara en el pasillo. Él corrió hacia ella y la levantó por detrás de sorpresa. Kara comenzó a reír, la volteó y besó sus labios antes de sonreír.

—¿Te sientes mejor? —preguntó acariciando la mejilla de la rubia con delicadeza.

—Sí. Perdón, la fiesta me hizo sentir presionada —respondió Kara poniendo la mano sobre el pecho masculino y alejándose de él.

Mon-el se acercó y dio un beso brusco sobre la mejilla que antes trató con suavidad.

Kara dio una mala cara que no fue percibida.

—Tengo entrenamiento. ¿Te puedes poner algo sexy e ir a animarme? —Kara abrió la boca, pero Mon-el le dio otro beso exagerado en la mejilla—. ¡Gracias! —gritó por el pasillo mientras se iba.

Alex no había sido notada por el capitán y agradecía que fuera así. Nunca le había agradado Mon-el, igual que Jeremiah, sentía que no simpatizaba mucho al chico.

—¿Qué le viste a ese sujeto? —Kara suspiró, volviendo a su casillero para sacar sus libros—. Pensé que le dirías todo el otro día.

—Casi, pero pude distraerlo. —Alex abrió severamente los ojos—. No tuve de otra.

—En el armario con... -Alex hizo una L con sus manos y continuó—. Y en tu cama con Mon-el. Estás loca.

—Sentí que le diría todo en ese momento. No sé porqué.

—¿La culpa? Perdona que te lo diga, y lo he hecho muchas veces —dijo cerrando su propio casillero—, pero apesar de que Mon-el es tan infantil, tú eres una buena persona que no puede cargar con algo así mucho tiempo. La culpa por mentirle te ganará eventualmente.

—Llevamos seis meses —informó Kara cerrando también su casillero.

—Como dije, no mucho tiempo.

Kara rodó los ojos y siguieron su camino por los pasillos.

Como había dicho Alex, sus pensamientos le cortaban todo lo demás. La noche en casa de Rory estuvo por decirle a Mon-el todo, que se enamoró de la que consideraba una hermana y con la que se había acostado desde que discutieron en Año Nuevo.

La culpa empeoró conforme los días pasaban y aún no daba respuesta a las universidades. Su novio se lo recordó ayer cuando apareció sonriente con su laptop y le mostró el catálogo de autos que podían interesarles. También tomó las fotos de su motocicleta para subirla a las redes sociales una vez que la agencia les entregara su vehículo.

Y ese mismo chico se abría paso entre la multitud de estudiantes en el primer piso. Había mucho revuelo por el último partido de la temporada, y el equipo de la preparatoria llegó a esa final. Y, igual que el año anterior, un seguro Mon-el se pavoneaba entre los alumnos que lo animaron desde que se volvió la estrella en su primer año, capitán el segundo y quien llevó a su equipo a la final el tercero. El anterior año perdieron por un marcador de 7-2 en contra. Debía decirlo, fue su culpa; la noche anterior al juego se la pasó con Kara y perdió la noción del tiempo. Es por eso que este año se aseguró de no perder de vista ese trofeo.

Todo colisionará la última semana. Con la ilusión de que Kara lo estaría animando con una falda corta en las gradas mientras entrenaba, lo emocionó. Lamentablemente, su novia nunca apareció.

Mon-el fue tacleado más de una vez por buscar a la rubia sin éxito. Obtuvo un regaño del entrenador y malas miradas de su equipo, en especial de aquellos con los que compartía salón —el tema de la foto aún no estaba olvidado al cien por ciento—.

Serás MíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora