Capítulo 6: El efecto Kara

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Siete escalones separaban a Sam de aquel chico de ojos amielados y cabello oscuro. Rory Miller la atraía desde el primer semestre. Un gran estudiante y un príncipe poeta. El partido más interesante en su opinión.

—Sam, hola —saludó el chico al verla acercarse. Llevaba una botella vacía en la mano.

—Hola —devolvió el saludo. Sam se mordió los labios nerviosos, los ojos de Rory la cautivaban—. Gran fiesta.

—Gracias —respondió el chico—. Maggie está adentro. Será mejor que vayas a ayudarla, parece que se encontró con una ex y no sabe qué hacer.

Sam se desanimó al tener que alejarse, pero con lo interesante que se oía Maggie en apuros recobró la actitud y fue directo a donde le señaló el chico.

Su amiga llevaba una blusa blanca con una chaqueta de cuero marrón, una falda ajustada negra y botines cafés. Junto a ella, iba una chica pelirroja de cabello corto, shorts cortos de mezclilla combinados con unas medias negras, botas altas y una blusa de tirantes azul.

La ex.

—Maggie, perdón. Mi madre no me dejó salir hasta que llegó a casa —intervino. La tensión era palpable por todas partes y quiso salir huyendo. ¿Qué había estado haciendo su amiga?

—Arias, te presento a Alex Danvers —dijo a regañadientes, agradecía que Sam interviniera, pero esperaba que fuera para sacarla de ahí y no meterse ella.

—Hola —agitó Alex su mano.

—Hola, mi nombre es Sam. —Dio una rápida ojeada a la chica, de cerca se veía más joven que una universitaria—. Disculpa, ¿en cuál semestre vas?

—Último de la preparatoria.

Sam volteó como quien oye un balazo y necesita saber a quién le dispararon. Veía a Maggie con reproche, la última relación de su amiga fue hace un año, si Alex era esa última relación, eso sigficaba que Maggie había estado con una menor. ¡Y se supone que entraría a la academia de policía una vez acabara con criminología!

Evitando los ojos acusadores de Sam, Maggie se encogió de hombros.

—Y...¿has pensado a dónde irás?

—La UCNational. Me han aceptado y todos mis amigos irán ahí.

—Ya veo. Nuevo ingreso. —Oh, esto era interesante.

—¡Alex! —gritó alguien a sus espaldas.

Una chica rubia, de la estatura de Sam o un poco más baja, con un vestido rosado pastel que le llegaba por debajo de las rodillas y tacones color arena, el cabello suelto y con ondulaciones. Sam se quedó con la boca abierta, era muy hermosa y encantadora.

La chica se dirigió a la pelirroja con mucha familiaridad.

—Te estuve buscando. ¿Qué hacías? —La rubia aún no notaba que no se encontraban solas.

—Kara, ¿recuerdas a Maggie?

La proclamada Kara miró con desconcierto a la latina con cuero. Hubo un microsegundo donde se vió perdida y luego su sonrisa apareció.

Tanto Sam como Maggie se sintieron extrañamente cálidas con la sonrisa de Kara. Maggie se recompuso más rápido que Sam, que no comprendía cómo una chica podía hacerla sentir tan cómoda con una sonrisa que no era dirigida a ella.

—¡Maggie! —Kara se lanzó hacia Maggie como quien no ha visto a una vieja amiga en años.

—Hola a ti también, pequeña rubia. —Maggie devolvió el abrazo, abarcando toda la calidez que Kara le daba—. Oh, ella es Sam Arias, mi amiga.

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