Parte 7

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Ya han llegado todos los que debían, así que cerré la puerta y entré en la zona de entrenamientos. Todos estaban muy concentrados en sus ejercicios y para no molestarles, porque si de normal se cabrean, no quiero saber cómo se ponen cuando les molestas la mañana misma de la pelea. No señor, no seré yo quien lo descubra, así que preferí meterme en mi despacho hasta que alguien me necesitara. Decidí revisar los contratos con los proveedores y así terminar con todo el papeleo de una santa vez. Una tarea nada excitante. Además, los números se me dan bien, pero no es algo que me emocione.

Por suerte los malditos números me entretuvieron durante las dos horas siguientes. Con un gran suspiro de alivio cerré la última carpeta y guardé todo en el fichero correspondiente. Estaba pensando que hacer a continuación cuando alguien llamo con los nudillos a la puerta.

-¡Pase!

El magro cuerpo de Poché ocupó el marco de la muerta.

-Dani, tenemos que hablar.

-¿Tan pronto quieres romper conmigo? - eleve una ceja.

-¿Qué? - dijo desconcertada.

-"Tenemos que hablar" es lo típico que se dice a tu pareja cuando quieres romper, ya sabes... - a lo que no contesto - En fin, ¿ qué quieres esta vez?

-Esta noche cenaremos con mi madre después de mi pelea. Así que te paso a buscar y te llevo a su casa.

-Me parece que es una "relación" de dos, ¿no? - ella asintió - Pues déjame tener el placer de opinar, ¡Gracias!

-¿Para qué? - viendo que le iba a decir unas cuantas cosas siguió hablando - Eso ha sonado mal, pero si es sólo una cena. Yo te paso a buscar, como lo haría cualquier novio o novia.

-¿Y si quiero ir a ver tu combate?

-Si no somos pareja, ¿Por qué querrías ir?

-A lo mejor para ver cómo te parten la cara... O porque me encanta el boxeo y es una oportunidad de ver una buena pelea... y que te partan la cara - terminé con una sonrisa.

-A las 5 paso a por ti. - dijo empezando a darse la vuelta para irse.

Odio que me den órdenes. A ver, si son razonables cómo cuando hay un tiroteo y te mandan tirarte al suelo y esas cosas. Pero cuando me mandan pudiendo yo opinar, lo llevo mal. Así que no se saldrá de rositas.

-Poché...

-¿Si? - dijo girando un poco la cara para verme.

-¿Me puedes hacer un favor?

-Si - dijo dudosa.

-¡Perfecto! - Sonreí ampliamente - Pues ve a al almacén, coge un saco nuevo y cambiarlo por el viejo destrozado, gracias...

-No pienso...

-¡shss, shss! - le interrumpí - Recuerda nuestro trato... Yo me hago pasar por tu novia y tú no me pones ningún pero en las decisiones del gimnasio. - vi como su cuerpo se tensó -Pero puedes hacer con el saco machacado lo que tú quieras, mientras le saques de aquí.

TUYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora