Parte 19

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 -¡PUTA!- escuché el grito de Poché mientras intentaba arreglar un poco la habitación.

-¡Por favor! ¿No se te ocurre nada mejor? - contestó un risueño Johan.

La verdad es que resultaba un poco gracioso. Poché llevaba por lo menos un cuarto de hora insultando a Johan desde que éste empezó a ayudarlo a ducharse.

-¡Ya me seco yo!

-¿Desea algo más su señoría?- Le oí decir burlonamente - ¿Unas cosquillas?

-Tócame una vez más y sufrirás mucho - dijo un Poché cabreada.

Me da a mí que es hora de que intervenga, porque por muy buenos amigos que sean, las costillas doloridas le ponen de un humor asqueroso y no para aguantar bromas. Y no temo por Johan, él se sabe defender bien, sino porque se joda las costillas todavía más. Así que llame a la puerta para interrumpirles.

-¿les apetecen unas pizzas de Falconetti? - pregunté sabiendo que esa pizzería era la favorita de cualquiera que fuese al Tártaro, ya que estaban deliciosas y pillaban a unos pocos minutos.

-¡Sí! - dijeron dos voces graves.

-Perfecto. Johan, saca tu culo del baño y ve a buscarlas - demandé haciendo que al momento la puerta del baño se abriese de par en par, dejando de ver a un Poché apenas cubierto por una mini toalla atada a las caderas y un Johan algo empapado y sin camiseta.

-¿¡Por qué yo!?

-Porque si - dije apartando la mirada del cuerpo de Poché y dirigiéndome la cartera que siempre guardó en la cómoda - y ha esta invitó yo - dije dándole el dinero.

-Pero... ¡Ah! - no puedo terminar la frase porque la mano de Poché había volado directa a su nuca.

-Nunca la rechistes - dijo apretando los dientes ante el dolor que le causó el golpe.

-Ya - dije más seria -Tú ve, y lleva mi coche, y tú empieza a secarte, ¿entendieron?

-Si dijeron otra vez a la par.

-¿Y qué hacen que no están en ello? - dije enmarcando una ceja.

No tuve más que decir para que Johan saliese de la habitación, aunque no creó que llegue muy lejos cuando se dé cuenta de que no lleva camiseta. Así que cogí su camiseta y se la deje colgada en la entrada, por si volvía a por ella.

Al subir me encontré a Poché cruzados de brazos y totalmente desnudo. Y sentí como mi cuerpo dejaba de respirar. Su cuerpo estaba todavía algo húmedo y los músculos relajados se seguían marcando de una manera deliciosa.

-Si me sigues mirando así me vas a hacer entrar en combustión - dijo ya de mejor humor.

-¿Por qué no te has vestido? - es lo único que pude decir coherentemente mientras apartaba la mirada de todo su gran cuerpo, pero todo, todo.

-Si no te has dado cuenta no me puedo agachar para ponerme los pantalones.

No sé cómo acabé entre sus brazos, pero lo último que recuerdo era acercarme con un par de pantalones deportivos y al siguiente estar en un abrazo suave de sus brazos y con su boca pegada a las mía. Y en ese momento se me olvido todo. Se me olvido que estaba lesionado, que no deberíamos estar haciendo nada de esto porque iba a ser difícil parar, que Johan no tardarías mucho en volver y que... que....

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