Parte 21

2.3K 98 0
                                    

Cuando desperté no me podía mover, pero era comprensible; el pesado cuerpo de Poché estaba encima de mí. Pero no me quejaba, no después de la noche que hemos tenido.

-Buenos días - murmuró contra mi hombro, haciéndome cosquillas.

- Hola - dije sin poder evitar que una sonrisa tonta apareciese en mi cara, y menos mal que ella no me podría ver. No porque me diese vergüenza, sino porque no quiero que su ego aumente mucho más.

-Nos tendremos que levantar - dijo con pesar - bueno, si quieres, quédate y descansa aun poco más - dijo levantando la cara para que pudiera ver su sonrisa de engreído. A eso me refería.

-No gracias, no estoy cansada - dije sólo para picarle un poco y ella empezó a contestar cuando el móvil de Poché empezó a sonar.

Nos levantamos los dos corriendo, pues podía ser el hospital. Y si era así esperemos que sean para dar buenas noticias. Poché lo cogió tan rápido que por poco no espachurra el móvil dentro de su gran manaza.

-María José Garzón - saludó - Sí -. Dijo mientras su cara empezaba a palidecer. - ¡Ahora mismo voy! - dijo ya blanco como la nieve. Eso no era bueno, nada nuevo. Y mientras ella seguía contestando con monosílabos y haciendo preguntas que no escuchaba, mi cabeza solo podía imaginarse cosas horribles que podían haber pasado.

-¿Qué pasa? - dije con los nervios a flor de piel.

-Mi madre - dijo mientras iba corriendo al trozo de armario que le había vaciado para ella

-¿Tu madre, qué?

-¡Dios! - dijo parándose en seco a intentar respirar con tranquilidad - Acaban de hospitalizar a mi madre. - dijo con voz incrédula.

-¿Cómo? - eso no podía ser cierto, no podía tener tan mala suerte.

-Lindsey, eh, Lindsey la ha encontrado, cuando ha ido a hacer una visita, inconsciente en el suelo - dijo volviendo a cambiarse rápidamente - Tengo que ir al hospital - dijo más para ella que para el mundo.

-Yo te llevo - dije siguiéndole escaleras abajo y cogiendo por segundos las llaves del coche antes que ella

-Están en pijama - señaló lo evidente.

- Calla y vamos - le dije yendo al coche dónde ahora su coche ocupa la plaza de mi coche destrozado.

Su madre se encontraba ingresada en otro hospital diferente al de Johan y el camino es algo más largo, pero pocos minutos.

-¿Te han dicho algo más? - le pregunte mientras arrancaba.

-Sí. Tiene un gran golpe en la nuca, y la puerta de entrada de la casa estaba abierta - dijo si poder dejar de mover las piernas, yo puse una de mis manos en su muslo y le di un ligero apretón.

-Robo.

-Sí.

El silencio reinó por unos minutos.

Vale, te dejo en el hospital, vuelvo casa a cambiarme y aviso a mi padre para que vaya con Johan y vuelvo contigo. Cuando sepamos que tu madre se encuentra bien, me paso a ver a Johan un rato a revelar un poco a mi padre. Luego vuelvo contigo y ya vemos lo que hacemos después, ¿te parece? - le dije para tener un poco de orden dentro de esta locura.

TUYADonde viven las historias. Descúbrelo ahora