Parte 4

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Me cambie a unos shorts de deporte y una camiseta ancha, para poder entrenar un poco.  He comprendido que estando solo en el despacho los chicos no me van a coger confianza, así que mi plan de entrenar o antes de abrir o después de cerrar tendrá que esperar... Y lo peor es que solo hay un vestuario en todo el gimnasio, y no estoy por la labor de ducharme con ellos, así que otra de las decisiones que había tomado, ha sido construirme un servicio privado en el despacho.  Pero tendría que cerrar el gimnasio durante una semana y no creo que a los chicos les haga gracia. Así que me tocará echarles de los baños cuando me vaya a duchar.  Porque no me pienso pasar el día oliendo ha sudado, eso no va a pasar.

Me até los lazos de las playeras y salí al gimnasio.  No había mucha gente entrenando.  Estaba Johan, que está luchando en una liga inferior, y está a ver si este año subía de categoría, ala que sería una segunda división. Es el único que me tiene confianza, toda laque se puede tener después de una semana.  Los demás todavía estaban recelosos, no sé si todavía creen que voy a poner todo rosa y cosas así.

-¡Eh, jefa! - me grito Johan mirándome de arriba abajo - ¿te enseño?

-Claro - dije divertida mientras me acercaba. ¿De verdad creía que era dueña de un gym de boxeo sin saber boxear?  Pobre infeliz - me encantaría.

-Veo que te has puesto bien las cintas.

<<No te rías, Dani. No te rías... >>

-Suerte, supongo...

-Empecemos con el saco.

Miré alrededor y vi el asqueroso saco de Poché... No sé por qué lo sigue conservando, si todos los días tiene que volver a llenarlo. Pero bueno, ella sabrá. Elegí el saco de al lado.


-Recuerda que la muñeca tiene que estar firme y no metas el pulgar dentro del puño que te le romperás...

Me giré a pegar el saco y así evitar que viese como ponía los ojos en blanco...  ¡Como si fuese gilipollas! Cualquier persona con dos dedos enfrente lo sabe, ¡hasta los de uno!


Después de que diese unos cuantos puñetazos, ya me cansé de sus "bien hecho" y "no se te da nada mal, jefa".

-Johan, esto me aburre... ¿No podemos hacer algo más de cuerpo a cuerpo?

Su mirada me recorrió de arriba abajo, y sonrío de lado.  Si me dijesen que voy provocativa...  Pero una camiseta varias tallas más grandes no es que sea lo más caliente del mundo. Pero bueno, son hombres, para ellos lo de "en tiempo de guerra cualquier trinchera es buena" se le aplica a la perfección. 

-Vamos - dijo dirigiéndose a uno de los dos cuadriláteros que solo se componían del cuadrado de colchoneta en el suelo y nada más. El grande de cuerdas se encontraba en el centro de la sala.

-Lo primero es tener las piernas un poco separadas, para el equilibrio... - lo hice, pareciendo un poco nerviosa - Muy bien y ahora golpea con el puño - dijo levantando una palma hacia mí.

Me di cuenta de que Bigball, el boxeador que era como cuatro veces yo a lo ancho y no de músculo exactamente...  Lo que más me gusta es su risa fácil; y algunos más se habían girado.

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