Un vínculo oscuro (Borrador)

Capitulo 1

Nirelle Pov's.

VALCIA

Es el unico cartel que me encuentro en quince kilómetros, bajo mi mirada al mapa que consegui en una gasolinera pero observo que no hay ningun pueblo con ese nombre.

Detengo el auto y observo el camino, tal vez ya no existe, pero observo el cartel y parece medianamente nuevo.

Una parte de mi dice que siga con mi camino pero otra me dice que avance.

Bueno podria darme una vuelta.

Si eso haré.

Empiezo a manejar por un un asfalto bien cuidado, en lo alrededores solo hay árboles, como si fuese la entrada de un gran bosque, cuando creo que no hay nada y pienso en dar la vuelta, un cartel me da la bienvenida.

Solo tardan un par de minutos que grandes casas aparezcan a la vista, si que la gente de aquí debe tener mucho dinero, la casa en la que creci podría ser una cochera al lado de ellas.

Una plaza gigante me recibe y empiezo a ver algunas tiendas, de alimentos y una cafeteria. Miro hacia la entrada de esta y veo dos señoras que salen caminado hacia la derecha, detengo mi auto y bajo mi ventanilla.

—Hola, disculpen soy nueva y quería saber en donde hay un hotel —las dos señoras detienen su caminata y me miran extrañadas y puedo ver un poco de duda en sus caras. Como veo que no responden vuelvo hablar — ¿Se encuentran bien? —la señora de ojos vedes me señala un cartel a lo lejos. — Gracias y buenos tardes — me despido de ellas y retomo mi camino.

Pero la curiosidad me invade y miro por el espejo retrovisor,las señoras en vez de seguir por la derecha vuelven a ingresar a la tienda sin dejar de mirar mi auto, bueno son señoras, a esa edad cada quien llega como puede.

Veo una dirección de un hotel y lo busco en google maps pero falla la señal,así que trato de guiarme por el nombre de las calles.

Luego de media hora estaciono frente de un gran hotel, al menos diez pisos debe de tener, la energía de este pueblo se siente diferente, pero no una energía mala, observo las calles, estan tan limpies que me sorprende un poco, estamos en otoño y las ojas siempre estan por todos lados pero aqui no, todo esta impecable.

Me dirijo hacia las puertas de vidrio que no dejan ver hacia dentro y un olor a chocolate me recibe, miro hacia la izquierda y un hombre de la segunda edad me observa con un sonrisa.

— ¿Qué puedo hacer por usted? —habla el anciano.

Camino hasta ponerme frente de su escritorio.

—Lo siento, soy nueva acabo de llegar y quería saber si tenían habitaciones libres — su sonrisa desaparece por un momento y una mirada de preocupación aparece pero desaparece de nuevo y deja ver su sonrisa— pago en efectivo. — aclaro.

Se fija en un cuadernillo, mientras observo la recepción, toda la decoración es de esta época, me sorprende un poco esperaba algo más viejo, ya que recuerdo que ni si quiera aparecía en el mapa.

— Nos queda una habitación libre, ¿por cuánto tiempo desea quedarse — pienso un momento, en los anteriores lugares en lo que he estado no pasaba más de seis meses, pero aquí se siente diferente.

Un poco menos, talvez solo descanse.

—Tres meses por favor.

El anciano me entrega una llave y me indica que vaya al elevador, ni se molesta en acompañarme, así que agarro mi valija y presiono el botón correspondiente.