-Samuel-
Isaac me ha invitado a dormir en su casa. Sí, a dormir, nada más. No pensemos mal.
Sería un escenario común considerando que somos novios desde hace unas semanas. Pero no lo es por dos razones: una es que mis padres no saben que estamos juntos. La otra es que ni siquiera yo me lo termino de creer.
Lo tengo que repetir en mi cabeza para recordarlo de vez en cuando. Soy el novio de Isaac. Aun repitiéndolo no consigo comprender el significado de esas palabras juntas, como si las consecuencias que tienen en el mundo real no existieran de lo difícil que son asimilarlas.
Se supone que los novios hacen cosas de pareja, ¿no? Salen juntos, comparten tiempo el uno al lado del otro, se besan, conocen a la familia política... Estar en una relación implica demasiadas cosas que me dan miedo, a pesar de que algunas de ellas ya las haya hecho.
Hemos salido juntos. Nos hemos besado. He conocido a su familia. Me he abierto con él sobre mis inseguridades de una manera en la que no había hecho con nadie, sin tener en cuenta a mi psicóloga. Tenemos un vínculo muy especial, una especie de cuerda que nos sigue arrastrando hacia el contacto con el otro.
Esto no se suponía que iba a pasar. Sabía las consecuencias que tenía pasar demasiado tiempo con un chico como Isaac y ahora debo afrontar las consecuencias. Conocía el riesgo de enamorarme, de desear que tuviéramos un futuro juntos, de sentirme una persona normal. Pero jamás lo seré, no mientras cargue con el peso de mis miedos y errores pasados.
Ya le he dicho a Isaac que no le merezco, pero no me escucha. Está empeñado en que me recuperaré. Y quiero hacerlo, pero me aterra no ser capaz de salir del pozo y en su lugar arrastrarle a él conmigo al fondo. Si eso ocurriera no me lo perdonaría jamás.
Esta idea es la que me ha impulsado a dibujar. Después de que Isaac me pidiera que realizara otro dibujo, no sé por qué, he estado bloqueado. El anterior que le regalé surgió de manera improvisada, en un momento en el que no pensaba en lo que hacía. En cambio, ahora es como si sintiera los ojos de Isaac sobre mí, valorando lo que plasmo en el lienzo. Sé que es específico para él, de manera que me siento forzado a hacer algo brillante.
No sé si será una obra de arte, pero no ha quedado muy mal. Esta vez he optado por utilizar pintura acrílica para salir un poco de mi zona de confort —cosa que odio hacer, pero la miseria me mueve de esta manera—. Es como si mis inseguridades hubieran cobrado vida, hayan salido de mi cabeza y a partir de este momento se instalen en el dibujo. Tiene su punto liberador.
En el lienzo que llevo bajo el brazo se vislumbra un piano en el centro. Es, por supuesto, una referencia a Isaac. En mi cabeza su persona está relacionada con la música, como si la historia de su vida se pudiera contar con notas en partituras. Un rayo de sol desde el extremo izquierdo se proyecta en la superficie del piano, pues eso es lo que es Isaac: un rayo de sol. Sin embargo, el extremo derecho está lleno de nubarrones que amenazan con mojar el instrumento y destrozarlo. La tormenta soy yo.
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Llámalo como quieras [✔]
Ficción GeneralSamuel ama el silencio, excepto cuando tiene sus auriculares puestos. Isaac lleva años conviviendo con el ruido y está acostumbrado a él. Samuel apenas sale de casa y su habitación es su refugio. Isaac tiene dos trabajos y pasa más tiempo fuera que...