Bálsamo en mis heridas

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El golpe en seco sacó un grito ahogado de la garganta de Woo, el látigo de piel se mancho de sangre inmediatamente.

Mingi se volteó a la pared poniendo su mano sobre su boca, las nauseas y el llanto, después de los primeros azotes la piel del joven esclavo ya comenzaba a sangrar y eso le dio un profundo sentir de impotencia y dolor.

San, por tanto, había sentido las piernas flaquear y había quedado de rodillas, viendo la escena de manera explícita.

La tortura que sentía, la culpa y el remordimiento inundaban cada parte de su alma, cada golpe, cada grito de Wonnie hacían que el aire le faltara.

Ya basta

Ya basta

Ya basta

Era el pensamiento que no dejaba de resonar en su cabeza, las delicadas manos del castaño sostenían sus cadenas, como intentando aferrarse a algo para soportar el inmenso martirio.

Wooyoung al sentir el azote numero 10, comenzó a sentirse mareado, las heridas abiertas comenzaron a arder cual carbón ardiente, sentía frío recorrer su espalda, quería pensar que era sudor o su propia sangre.

Muy probablemente ambos.

Seonghwa seco el sudor de su frente respirando agitado, Changbin cual roble estaba estático detrás suyo a una distancia considerable para que ningún golpe por error llegara a su persona.

Había silencio, si, referente a palabras. Era una penuria el ruido hueco del látigo, látigo-piel y cadenas moviéndose.

Woo perdía la vista de repente, esta se aclaraba en cada violento golpe, por alguna razón estaba ahora llorando.

Nunca había llorado al ser azotado, no después de los 14, pero, en su alma una voz le decía que no era por él castigo la razón que le hacia llorar.

No, era la amargura y desdicha.

Imagino a su amo, abrazando al chico hermoso de cabellos sedosos, gozando de sus labios, de sus caricias.

Disfrutar del toque exacto de las manos de Choi San, exhalando suspiros de anhelo, deseo y placer, no, cambiaba mejor la retórica.

Exhalando suspiros de amor, de dulzura y cariño.

Ni sabia hasta que punto llegaron, pero con eso en mente, era suficiente para quebrar su voluntad.

Ladeo ligeramente su cabeza hacia el lado contrario, tal esclavo estaba en el suelo, tras el mueble de libros mirando con miedo la escena, no lo culpaba, quizá este habría sido su destino si el no hubiera intervenido.

Pero si eso hubiera pasado, su amo no lo habría podido soportar.

Sintió otro duro golpe en su espalda, este dio justo en una parte ya resentida de sus músculos, quemaba mucho.

Su llanto se hizo mas audible, sus hombros temblaban y su cabeza comenzó a caer, la inconsciencia amenazaba con llegar, pero aún faltaban 6 azotes más.

-Mya, mtendgan- Inaudible, quiso protestar el pelinegro aun con la boca cubierta, sus ojos rojos dejaron salir algunas lagrimas, ya no quería que el otro sufriera por su culpa.

Culpa.

Mucha culpa

Eso había en Choi San.

-m...ma- susurro en su llanto el joven esclavo comenzando a hacer mas débil el agarre de sus manos, sus labios resecos de la tensión ansiaban una gota de agua para saciar su angustia, ya las piernas estaban entumidas y su espalda, era una combinación de ardor latente e insensibilidad.

Yours (Woosan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora