Yours (Woosan)

Cámbiame la verdad, miénteme bien.

Miraba su reflejo en un turbio cuerpo de agua, las manos estaban llenas de sangre y en sus oídos se escuchaba un molesto chillido que lastimaba su tímpano.

Sentía, pero al mismo tiempo no sentía.

Era como estar flotando en un lugar que no entendía y que al mismo tiempo, le provocaba muchísimo miedo.

De repente ese lugar se cubría de un frío que quemaba la piel y cada cierto tiempo, sentía como una corriente hacia arder cada rincón interno de su piel.

Como si de una obra mágica se tratase, en el reflejo del agua miraba el rostro de Choi San, con ese brillante y sedoso cabello negro, esos ojos filosos pero amables, sus manos fuertes y suaves que brindaban calma y anhelo.

De repente, otra sensación de ardor y dolor en el cuerpo que le hacían gritar.

No sabe exactamente cuanto tiempo duro aquello, pero a su perspectiva le parecía una agobiante eternidad.

Llegaba a su mente el toque de sus manos mientras hacían que sus cuerpos se entregaran por completo, sus besos que le hacían sentir sediento y anhelante de más. Sus rasguños que no lastimaban, pero que excitaban. Sus dientes que mordían su cuello y que subían a su oído para susurrar palabras de amor y deseo.

Había una intermitencia entre la aparición de estas imágenes y los estímulos que su cuerpo recibía, ardía, dolía, quemaba y entre todo esto siempre miraba sus ojos, sus bellos ojos.

Poco a poco, la tonalidad de su voz se distorsionaba, su timbre cambiaba y cuando comenzaba a oírla comenzaba el dolor y la desesperación.

¿Cuanto llevaba así? No lo sabia.

De repente, de un momento a otro todo se oscureció.

Y no despertó, en lo que a el le pareció, por mucho tiempo.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

-Necesito mas gasas- Dijo el hombre con traje verde y mandil marrón mientras sujetaba la cabeza de un joven de cabello ya con raíces rubias llenas de sangre, solo un pequeño pedazo de su cráneo estaba abierta, en la bandeja de cobre yacía una muy pequeña masa de color coral no mas grande que la de un dedo indice, pero aun con coágulos de sangre alrededor.

El anciano hombre sujeto el vendaje y comenzó a presionar, los brazos del menor tenían moretones y sus labios estaban pálidos por la perdida de sangre y la fuerza que hace algunos días había ejercido.

Si, había sido el esclavo mas rebelde y difícil que había tenido.

5 días bastaron para darse cuenta que el carácter firme y decidido del joven no iban a ceder por completo a sus remedios, si bien le había dicho al amo Bang que solo con las descargas eléctricas y los baños de agua frías bastarían, no estaba mal intentar su ultimo recurso.

Las lobotomías eran algo que estaba parcialmente prohibido en esta nación, pero durante un viaje a un país sumamente lejano se dio cuenta lo efectivo que eran en esclavos de raza negra y como al mismo los volvía mansos y tranquilos.