Abrió las amplias puertas del cuarto, su cuerpo lleno de moretones, sobre todo en la parte de sus piernas, hacia que moverse resultara incomodo y doloroso.
No dejaba de pensar en aquel esclavo del señor Choi, tan dedicado, tan sacrificado por el bienestar de su amo.
Era algo sumamente descabellado ¿No? El haber arriesgado incluso tu vida a cambio de quien se supone, es dueño en totalidad de la misma.
Pero, había algo más, por lo menos a lo que el había visto en el joven castaño, porque por más fuerte que fuera el dolor, permanecía firme y seguro en lo que había decidido.
Le agradecía en parte, porque por el no había sido del todo "castigado".
Y decía del todo, porque horas después en la noche fue llamado al cuarto del rey, siendo requerido para los fines y propósitos que ya sabíamos de antemano.
Recostado en la amplia cama, siendo tomado por el excéntrico hombre, siendo profanado en su intimidad una y otra vez, a veces con dulzura, a veces con rudeza, pero siempre con un detalle en particular que le desagradaba y que, por hoy, no paso.
Quizá era su enojo, lo entendía, que alguien mas tomara algo que en tu concepción era tuyo sin duda era molesto, por eso las nalgadas, por eso los golpes certeros de su vara en sus glúteos y piernas, las penetraciones duras y jaloneos de cabello.
Pero nunca menciono "ese" nombre que le era molesto, que jamás entendería del todo cual era la necesidad de estar presente, más no podía debatirlo, quizá era una necesidad muy propia de su amo.
En cada noche, tarde o mañana que fuera llamado, siempre, en el éxtasis, en el previo, durante el sexo salia un nombre peculiar del que no se sabia mucho.
Hoongjoong.
No se sabia mucho de el, un esclavo perteneciente del recién harem que el rey había hecho recién había llegado al trono, un apuesto chico de ojos brillosos y sonrisa inadvertida, un hombre que a palabras de los más antiguos sirvientes del palacio (de los cuales ya no había muchos por cierto) describían como un ser amable, pero con tenacidad y palabra firme.
Recitaba al rey las más hermosas poesías y composiciones.
Dedicaba versos de amor y de aprecio al frio hombre que conocían al día de hoy.
Incluso, sabia muchas cosas. Muchos secretos.
Porque, según los rumores, antes de su misteriosa desaparición, el rey era un hombre empático y gentil que incluso, estaba por derrocar la ley establecida de clases en el reino presente.
Obvio, esto cambio en cuanto Hoongjoong ya no estuvo en el palacio.
Bajo las escaleras de piedra, justo en las habitaciones de los esclavos, caminó con sigilo y cuidado para no hacer escándalo en el pasillo, en su mente, deseaba con toda el alma encontrarlo.
Que independientemente de lo que había pasado, EL estuviera ahí.
Abrió su puerta, el cuarto a oscuras no le daba indicios de nada, solo hasta que escucho su dulce voz.
-Yeo-
-Jongho-
El menor se acerco al cansado esclavo, ambos abrazándose como si hubieran pasado años entre ellos y aquello, hubiera creado una intensa necesidad de verse.
Quizá era su amor.
-Daehyun me dijo lo que paso- Le dijo el joven pelinegro mientras tomaba su rostro entre sus manos -¿Te lastimo... mucho?-
-No, por suerte no- Maquilló un poco de realidad el contrario -Sabes que el pide mi servicio, pero si no hubiera sido por el sirviente del señor Choi, quizá me habrían azotado-
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Yours (Woosan)
FanficUn nombre era un derecho que el jamás podria tener. Desde su nacimiento, su existencia (al menos asi lo creía) tomaría sentido si un amo le tomaba a su servicio. Bueno, asi sería si no hubiera escapado de aquel que torturaba su cuerpo y dañaba su al...